Ignorancia audaz
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Ignorancia audaz
La ignorancia, suele decirse con acierto, es atrevida. Un profesor de la prepa solía plantearlo con un insuperable dejo de crueldad al asentar, en la parte final de sus exámenes, una demoledora frase: “quien nada sabe, nada teme”.
En efecto: cuando se es ignorante en serio se carece de conciencia incluso respecto del ayuno de conocimiento en el cual se vive… Y entonces no se le teme a nada y cuando se trata de indagar la profundidad del río, uno lo averigua, haciendo bueno el pronóstico de Mecano, con los dos pies.
Ejemplos clásicos de tal circunstancia los hay por racimos. Los más conspicuos –en casi cualquier latitud del mundo– suelen ser encarnados por las reinas de belleza y los políticos.
Ahí tenemos, como extraordinario botón de muestra, a la señorita Ivette Martínez quien participó –en el 2009– en el certamen para elegir a la representante de la belleza de su país natal, Honduras. En la prueba de talento se le preguntó cuáles serían sus peticiones en caso de concedérsele tres deseos.
Primer deseo: “estar con mi familia”; segundo deseo: “tener mucha salud”; tercer deseo: “ser muy inteligente”.
Imposible perdonarla porque para cuando ella tomó parte en el referido concurso ya había salido a la luz aquella comedia estelarizada por Sandra Bullock (Miss congeniality) en la cual ésta encarna –como agente encubierta– a una aspirante a reina de belleza y deja claro cómo, en la prueba de talento, cualquier aspirante al trono de un certamen de belleza debe incluir entre sus deseos, “la paz mundial”.
Un clásico de la categoría está representado por la señorita Caitlin Upton quien, representando a su Estado natal, Carolina del Sur, fue cuestionada respecto de las razones por las cuales, desde su perspectiva, algunas encuestas realizadas en los Estados Unidos registraban un alto porcentaje de personas incapaces de localizar su propio país en un mapa.
La respuesta de la señorita Upton fue breve y demoledora: algunas personas son incapaces de localizar los Estados Unidos en un mapa… ¡Porque no tienen mapas!
En el apartado de los políticos y funcionarios públicos la cosa va más o menos por el mismo camino. Ya tuvimos en México un Presidente capaz de todo en eso de los lances verbales y las anécdotas y chistes sobre el señor Fox se cuentan por docenas.
Un ejemplo reciente me parece particularmente interesante en este apartado: el de la fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, quien durante una comparecencia ante la Asamblea Nacional de su país decidió recurrir a un clásico de la literatura universal para darle peso –y lustre, se supone– a su discurso.
Y escogió bien la funcionaria, pues entre el universo de autores a su disposición seleccionó la obra “Los Miserables”, de Víctor Hugo. El problema con la cita fue la confusión en la biografía, pues la señora Ortega convirtió al autor galo en “poeta de origen nicaragüense”.
Los ejemplos señalados, divulgados al infinito por los medios de comunicación y, desde luego, a través de las redes sociales, convierten a sus protagonistas en objeto de escarnio así como en ejemplos monumentales del lugar a dónde puede conducirnos la ignorancia.
Pero el asunto cobra tintes trágicos cuando son los propios “periodistas” quienes exhiben sin rubor su incapacidad para reconocerse ignorantes de algún tema y desaprovechan la oportunidad de guardar silencio y mandar a comerciales.
Eso le pasó hace unos días a los presentadores de noticias (resulta muy difícil decirles periodistas) de la televisión peruana, Armando Canchanya y Mariella Patriau, quienes dieron a conocer en su programa la más reciente proeza de la investigación espacial: el arribo de la sonda Juno a la órbita del planeta Júpiter.
Los presentadores hicieron, como lo hizo todo el mundo el lunes anterior, los señalamientos de rigor: Juno es una nave impulsada por energía solar, despegó de la Tierra hace cinco años, nos ofrecerá, al decir de los responsables de la misión, las mejores imágenes del gigante de nuestro vecindario…
El problema comenzó cuando a los presentadores les dio por improvisar y por comenzar a echarle crema a los tacos. Y conforme iban entrando en gastos, pues más creativos se pusieron, llegando al punto de elogiar el heroísmo y sacrificio de los tripulantes de la nave.
“Han estado encerrados allí cinco años… estas imágenes nos llegan a través de esta nave mágica, tripulada por gente que realmente son héroes… Sacrificar tu vida personal para viajar por años alrededor de planetas desconocidos, en pro del conocimiento humano, reviste heroicidad…”. Y así, hasta recibir un tardío aviso desde la cabina de producción: la sonda es una nave no tripulada.
El segmento bien pudo concluir con una acotación más o menos así:
–¿Cómo? ¿La Juno es una misión no tripulada? O sea, ¿no hay ningún astronauta en la nave? ¡Avísennos!
¡Feliz fin de semana!
@sibaja3
carredondo@vanguardia.com.mx