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Identidades diversas en el norte mexicano
1
Él estudiaba medicina. Llevaba un corazón humano en un frasco de cristal con cloroformo cuando fue a hablar conmigo. Procedía de una familia que le había amado bien. Aún así temía compartirles sus preferencias. Finalmente lo hizo. Tantos años callando para encontrarse con la aceptación y el cariño de sus padres. Claro ¿cómo podría ser distinto? El amor continuó siendo amor.
2
A veces el matrimonio es un resguardo de las lapidaciones, para quienes ejercen una sexualidad distinta a la que se impele a vivir entre el binomio básico y no cuestionado: hombre-mujer.
3
Aquello femenino que conversa entre sí, el espíritu lésbico, debe conversar, las más de las veces, en voz baja. Impele cuidar el trabajo y huir del ostracismo.
4
Lo suave y dócil asociado a lo femenino, en un contexto de pensamiento hetero-normado, es enjuiciado y perseguido si se expresa en un hombre. Pues el hombre no se raja, quien lo hace, es la mujer en su lectura de “rajada”, una aseveración rancia que es necesario trascender.
5
Aquí, la ausencia de aceptación a la no binario, aumenta su tensión hasta el acabar con vidas humanas. La comprensión [en estos casos] es un bien enjaulado que se escamotea.
6
Suerte tienen los caracoles, las estrellas de mar y los corales en la vivencia de su hermafroditismo.
7
Muchas veces me he preguntado si acaso habrá algo de envidia del goce erótico en quienes lapidan las combinaciones diversas.
8
La alteración del cuerpo es potestad de cada individuo. Esto incluye tatuajes de cejas o labios y se amplía de forma numerosa, hasta incluir las operaciones de cambio de sexo. La única analogía que encuentro para hablar de esto en el mundo animal [al cual pertenecemos], es el hermafroditismo secuencial o el simultáneo.
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Y la enseñé a mirar con integración. Eso devino en unx ser humanx menos que cause dolor a otrx por estas causas.
10
¿Propiedad de quién son los colores? Preguntan las aves y preguntan también diversas conciencias.