Humanidad dislocada

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Humanidad dislocada

Esto de la migración en el mundo es una maléfica ensalada con varios ingredientes.

Uno de ellos es la crisis de autoridad en algunas naciones. Otro es la producción y venta de armas. Se nota el sabor de las economías deshumanizadas que concentran los satisfactores en minorías. Esto causa un creciente número de empobrecidos que empiezan a carecer de los bienes básicos.

Se desata la violencia entre los excluídos y se acentúan los conflictos por territorio. El homicidio se vuelve endémico entre los grupos de clandestinaje en que se van sumando los comercios ilícitos. La situación de las familias se vuelve vulnerable. Las carencias y las violencias las llevan a buscar la huída, la salida por riesgosa que sea.

Todos los transportes resultan caros, incómodos, peligrosos, No pocos migrantes sufren en el camino accidentes, mutilaciones, despojos, hambre y asaltos. Unos se asfixian en los escondites rodantes en que viajan apretujados o naufragan en barcazas repletas que hunde el oleaje. Los que pueden llegar a fronteras son asediados por los patrullajes que los capturan y los encarcelan como criminales, en espera de una deportación hacia lo mismo de lo que se fugaron.

Los refugiados pueden recibir rechazo de los que no los dejan entrar. Quedan sin albergue, si entran, o en campamentos en donde toda incomodidad tiene su asiento. Ahora se abren las puertas de Francia, de Alemania y de Austria y un multimillonario hasta dice que comprará una isla en el Mediterráneo para que la pueblen.

Aprender lengua, tener trabajo, adaptarse a la cultura será un esfuerzo descomunal. Encontrará obstáculos como la xenofobia, la desconfianza, la discriminación. En sus naciones seguirá el avance del despotismo y la destrucción y los ataques con daños colaterales porque no hay una fuerza internacional de paz que los contenga.

Una gran parte de la humanidad tiene esta condición de privaciones y asechanzas. Son un síntoma, una resultante, una erupción humana, signo de una grave infección social, política y económica. Es una tarea urgente de la Organización de Naciones Unidas. La virulencia por afán de dominio y las codicias voraces atropellan la vida familiar.

Se ha criticado la indiferencia, la tibieza, la insensibilidad de quienes tienen el poder de lograr el coloquio razonable sobre las oposiciones de la fuerza. Se ha convocado a toda persona de buena voluntad a que una ayuno y plegaria para que ninguna nación tenga que huir de sí misma para buscar la paz.

Duele esta humanidad dislocada como un hueso fuera de su lugar. ¿Alcanzaremos o sabremos recibir la sabiduría que suprima todos los sufrimientos evitables?...