Historia de un símbolo: Evolución de la bandera Nacional
Desde el estandarte guadalupano utilizado por don Miguel Hidalgo en los albores de la nación hasta el lábaro patrio que en la actualidad usamos fueron las insignias que se dieron a conocer en la charla sobre las Banderas Mexicanas que impartió Mauricio González -autor de un libro sobre el tema- en la Librería Monsiváis el pasado miércoles.
Organizado por el colectivo de Amigos de la Cultura Norestense como parte de sus actividades semanales para la divulgación del patrimonio histórico nacional en sus “Miércoles de Cultura Norestense”, esta conferencia ofreció un recorrido por la evolución de este símbolo patrio.
El también Presidente del Patronato del Museo de la Angostura comenzó remontándose hasta el período prehispánico, mucho más atrás de lo que usualmente se considera la historia de la bandera, que comenzó con el estandarte don Miguel Hidalgo.
En la presentación dio a conocer los parasoles y escudos que usaron los mexicas para identificar a sus diferentes barrios y que fueron los primeros en utilizar la imagen de la Fundación de Tenochtitlán, el águila sobre un nopal que emerge del pecho de un hombre sacrificado, para sus diseños.
Tras repasar los estandartes que portaron la naves de Colón, que aunque no llegó a territorio mexicano sí lo hicieron sus banderas, y las que nos representaban como súbditos de la corona española retomó la historia donde todos la conocemos.
Al alzarse en armas en aras de la autonomía del territorio novohispano don Miguel Hidalgo y Costilla tomó a la Virgen de Guadalupe como símbolo para liderar la lucha y esta imagen se convirtió en lo que oficialmente se reconoce como el primer lábaro del México independiente.
En respuesta a este movimiento los Realistas utilizaron a la Virgen de los Remedios como símbolo de resistencia, a quien además le dieron un grado militar con lo que obtuvo el nombre de “La Mariscala”.
A su muerte, fusilado y expuesto en la Alhóndiga de Granaditas, por un tiempo los insurgentes utilizaron la bandera de El doliente de Hidalgo como símbolo de venganza, con la oscura imagen de un cráneo sobre un par de tibias sobre un fondo rojo con una cruz negra, hasta que esta fue capturada en Zitácuaro, Michoacán en 1812.
Además de la bandera que portó José María Morelos y Pavón —que aunque usaba el águila sobre el nopal la coronaba para representar las ideas de permanecer como parte de la corona pero con autonomía que se buscaba entonces— habló también de las Banderas Gemelas de los batallones de Ignacio Allende, que hace poco regresaron a México de España.
Luego de la creación de la Bandera Trigarante —que muy posiblemente tomó inspiración de la Bandera Siera— y que en aquel entonces utilizaba el esquema tricolor con el significado de la lucha por la independencia, la unión nacional y la religión católica —que luego fue modificado durante la Reforma— la evolución de la bandera se redujo a pequeños cambios en el diseño del escudo y la proporción de las franjas de color a partir de la bandera del Imperio de Iturbide.
Hasta el decreto de 1968 durante la administración de Gustavo Díaz Ordaz, cuyo diseño es el que tenemos a la fecha, las modificaciones que tuvo el lábaro patrio fueron diversas, además de algunas ediciones particulares en las diversas luchas civiles durante la revolución y la guerra Cristera, pero siempre mantuvo la esencia de las franjas tricolor y el escudo con el águila, la serpiente y el nopal.
La bandera nacional que se utilizó a partir del mandato de Benito Juárez fue la primera que oficialmente introdujo las ramas de laurel y encino, con el águila viendo de frente, y que fue modificada ligeramente durante el Porfiriato, época en la que el mandatario también ordenó otros cambios al diseño y que colocaba al escudo sobre un mar.
No fue sino hasta que Venustiano Carranza comenzó su Revolución Constitucionalista que el águila adoptó la pose de perfil a la que estamos acostumbrados, imagen que en 1934 quedó completamente rodeada por las ramas de laurel y encino hasta el 68 con el decreto antes mencionado.
Los Miércoles de Cultura Norestense continuarán todos el mes de enero en la Sala Julio Torri de la Librería Monsiváis a partir de las 18:00 horas.