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Hernán del Riego en la piel del ¿culpable?
Además de actor es músico y ahora encarna a uno de los villanos de la política mexicana y se sometió a un proceso de transformación que incluyó su físico. Se trata de Hernán del Riego, quien interpreta a Gustavo Díaz Ordaz en “Un Extraño Enemigo”, la serie de Amazon Prime y Televisa que vio la luz, precisamente el dos de octubre de este mes, por la plataforma digital. Cada viernes se irá descubriendo un nuevo capítulo de esta historia protagonizada por Daniel Giménez Cacho y dirigida por Gabriel Ripstein.
En entrevista para VANGUARDIA, Del Riego dijo que tanto Díaz Ordaz como Salinas de Gortari deben ser los dos expresidentes más odiados de México, “los asociamos con el lado más oscuro de una persona”, añadió.
Confesó que como actor debió dejar atrás los prejuicios y que recurrió a los materiales biográficos que lamentablemente no hay muchos “aunque pareciera que hay más”. “Por alguna circunstancia extraña en la Universidad de California en San Diego hay mucho material sobre él”, dijo.
Del Riego debió trabajar en una composición corporal que le diera al personaje “mayor peso”, mientras que elementos como el maquillaje le ayudaron a la gestualidad… algo que sin duda disfrutó mucho.
En 1968, cuando en la Ciudad de México se llevó a cabo el movimiento estudiantil que terminó en la masacre de Tlatelolco, el presidente de México era Gustavo Díaz Ordaz, mientras que Luis Echeverría Álvarez era el secretario de Gobernación.
En “Un Extraño Enemigo” es Antonio de la Vega quien interpreta al que fuera el primero y único (hasta ahora) presidente mexicano en recibir una orden de aprehensión por presunto genocidio, luego en 2009 fue absuelto.
En un principio Hernán del Riego no sabía que interpretaría a Díaz Ordaz, “parecía que en la ficción sería un hombre de estado, pero no sabía nada más”, dijo el actor y confesó sentirse muy afortunado y agradecido por haber tenido esta oportunidad. Luego de terminar el proyecto el actor se queda “con muchas cosas positivas, incluso las que significaron para mí todo un esfuerzo y una confrontación”.
Sobre Gabriel Ripstein dijo que “debí entregarme a una visión más allá de mí, como nunca lo había hecho, o tal vez solo en teatro”.
Al preguntarle si había buscado a algún familia de Díaz Ordaz para completar su investigación, dijo que “no, aunque en algún momento sí pedí apoyo en la producción para esto, pero fue un hombre que prácticamente le prohibió a sus hijos y familiares que se acercaran a la política, no hay ninguna actividad familiar pública, y pues no, no se pudo”.
Cuando la masacre de Tlatelolco, Del Riego tenía dos años, “pero recuerdo muy bien que teníamos primos que vivían en Tlatelolco, y había algo en el ambiente”.
Añadió que en la serie hay toda una intriga pero dentro del propio sistema político mexicano, en el que se involucraron a lo mucho ocho personas, “por la sucesión, que eso sí se ha tenido que indagar, creo que se abre una línea que no habíamos visto desde la intimidad del poder, porque son personas que tal vez en ese momento, en esas circunstancias y con esa coyuntura tomaron decisiones desde una lógica del poder que no tenía que ver con el hecho en sí, fue una sorpresa para mí saber que eran colaboradores de la CIA, todos y cada uno de ellos… incluido Echeverría, incluido Díaz Ordaz, y la sociedad fue completamente inocente, pero eso hace que haya otro matiz, no solo de decir ‘es que fue malo, malo, malo”.
“Pareciera que Díaz Ordaz estaba esperando… como diciendo ‘cuándo va a ser el dos de octubre, ¿ya puedo?’, y para nada, fueron una serie de circunstancias, decisiones, manejos, contrapesos, manipulación, de todo, me hizo repensar porque él asume toda responsabilidad, creo genuinamente que él trataba de salvar el sistema político mexicano, o sea no nada más estaba tratando de salvando a su grupo de amigos.
Estaba realmente pensando que esa manera de actuar, completamente dictatorial, era lo mejor para México, que no era comunismo ni una dictadura”, finalizó.