Hermanamiento de tres ciudades

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Hermanamiento de tres ciudades

ESMIRNA BARRERA
La presencia de los tlaxcaltecas en la construcción de México con tareas de culturización no ha sido suficientemente valorada

El jueves 18 de febrero sucedió un acontecimiento extraordinario pues se hermanaron las ciudades de Tlaxcala, Puebla e Iztapalapa en un contexto de absoluto respeto entre las tres alcaldesas que están al frente políticamente de estas ciudades, signándose en una ceremonia virtual compromisos con propósitos culturales y comerciales.

Clara Brugada Molina con muchos kilómetros de experiencia política y con posibilidades de reelegirse, manejó la idea de promover un diálogo nacional con el objetivo de generar un proyecto de transformación social basado en la reinterpretación y actualización de la historia amparada en la reconciliación. Señaló la importancia de organizar un encuentro entre cronistas que podría ser denominado “Puebla, Tlaxcala e Iztapalapa, 500 años”.

Claudia Rivera Vivanco, munícipe de Puebla, subrayó que las mujeres deben ocupar espacios en posiciones gubernamentales y dijo que el hermanamiento permitirá construir alianzas entre las ciudades para compartir acervos históricos, culturales y territoriales. Ella contenderá para intentar reelegirse. Tanto Clara como Claudia representan al movimiento político de Morena.

La joven alcaldesa priista de Tlaxcala, Mildred Vergara, habló de las potencialidades del hermanamiento y presentó un libro que se editó especialmente para la ocasión bajo el título de “Octava Maravilla del Nuevo Mundo en la Gran Capilla del Rosario”.

El asunto de esta ceremonia que coordinó Memoria Histórica y Cultural del Gobierno de México que encabeza el doctor Eduardo Villegas Megías, no es menor; dado el próximo aniversario 500 de la caída de Tenochtitlán en manos de europeos y de sus aliados indígenas, mayormente guerreros de Tlaxcala. El hermanamiento tuvo como objetivo central el tema de la reconciliación y el de empezar a derribar imaginarios como el de la leyenda negra de la traición de los tlaxcaltecas.

Participé en la ceremonia con un mensaje a solicitud de la maestra Mildred Vergara Zavala, representando al recién fallecido cronista de Tlaxcala, don Cesáreo Teroba Lara.

Subrayé que la presencia de los tlaxcaltecas en la construcción de México con tareas de culturización no ha sido suficientemente valorada.

En las primeras décadas del siglo 16 los tlaxcaltecas fueron actores importantes en momentos decisivos en aquella República de Tlaxcallan en la que los Señores de Tepeticpac; Quiahuixtlán, Tizatlán y Ocotelulco decidieron primeramente enfrentar a los extranjeros provenientes de Europa y luego aliarse con ellos ante un enemigo común. No se traiciona a los enemigos y eso eran precisamente los tenochcas.

Tlaxcala fue en 1535 la primera ciudad acreedora a un escudo de armas y cédula real por órdenes del rey Felipe II junto con el título: “Muy noble y muy leal ciudad de Tlaxcala”.

Hoy, a casi cinco siglos del encuentro de dos culturas, enmudecen los falsos imaginarios y tienen voz los miles de tlaxcaltecas que fueron sembrándose generosamente en el actual territorio mexicano desde 1591, por lo que la tlaxcaltequidad tiene un lugar propio.

Espero que los tlacuilos con su interpretación de la historia y los tiachcas más venerables vean esta hermandad de ciudades como el principio de un renacimiento mexicano.