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Henri Cartier-Bresson & Martine Franck, el amor a través de la lente
Esta fotografía es a la vez retrato y la muestra de un amor que duró más de 30 años. En ella se puede ver a uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX, Henri Cartier-Bresson, en un vagón de tren leyendo el periódico. La persona que capturó esta escena y que está sentada frente a él fue su esposa Martine Franck.
Aunque el trabajo de ambos era diferente uno de otro —Cartier-Bresson prefería fotografiar el bullicio de la ciudad y Franck la quietud del campo—, siempre coincidieron en que, al momento de fotografiarse uno al otro, lograban expresar la misma intimidad, el mismo amor, que se tenían.
En los retratos que tomaron uno del otro se observan generalmente escenas de su vida cotidiana, con las que podemos apreciar los detalles que encontraban atractivos en su pareja. Una toma de las piernas de Franck, o una toma de Bresson admirando el paisaje con un lienzo sobre el regazo.
Así también encontramos fotos tomadas por Bresson donde la mujer de sus sueños aparece con una sonrisa franca sentada con el perro de ambos, o relajada sobre un sillón, o bebiendo una taza de café.
Dado que el objetivo de un fotógrafo generalmente es capturar un momento, estas pequeñas muestras de su vida cotidiana son el testimonio de una pareja de artistas que buscaron a través de su medio predilecto resguardar del tiempo su amor.
Se conocieron en el 66 mientras ella trabajaba para el New York Times fotografiando los shows de moda de París.
Se casaron en 1970 a pesar de que el fotógrafo le llevaba 30 años a su mujer, el sentimiento entre ambos era mutuo y bien correspondido.
En una entrevista realizada en 2010, dos años antes de la muerte de Martine, ella comentó que lo primero que Henri le dijo fue “Martine, quiero ver tus hojas de contacto (elemento para visualizar las fotos antes de revelarlas)”.
Él se retiró de la fotografía en 1975, y salvo estas contadas ocasiones en momentos personales, no volvió a tomar una foto y se dedicó de nuevo a dibujar y pintar.
Tuvieron una hija, en 1972, a la que llamaron Mélanie.
Estuvieron juntos hasta la muerte de Cartier-Bresson en 2004, colaboraron como miembros de la compañía de fotografía Magnum, siendo Franck una de los pocas mujeres aceptada en dicho equipo.