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Haz valer cada momento del encierro mejorando tu dieta
Hay un aspecto de la pandemia que está afectando a muchos, pero nadie habla de eso: culpa de cuarentena. Es esa necesidad de estar siempre ocupados y creando muchos proyectos sobresalientes o presentando una persona envidiable en Instagram que no te deja sentir calma.
En un tiempo tan confuso y lleno de angustia, hay algo que todavía se puede controlar: la salud. Y qué mejor momento para cambiar hábitos que cuando las tentaciones de comer fuera de casa son limitadas y hay tiempo para preparar platillos saludables.
Las limitaciones de conseguir alimentos frescos con la misma frecuencia de antes son obvias, desde el incremento de cereales azucarados para el desayuno, papitas para el snack en medio del home office y hasta cenas con ingredientes altamente procesados.
¿Cómo evitar la comida chatarra sin pasar horas cocinando?
Pre-preparación. Para evitar traer el virus a tu casa seguramente ya has adoptado la costumbre de lavar todos los empaques o incluso removerlos y almacenar todo en contenedores que tengas en casa, toma un poco más de tiempo de esa ya establecida rutina y deja tus frutas y verduras cortadas y listas para cocinar o mezclar.
Puedes dejar la fruta en cubos en bolsas plásticas en el congelador para que no te de flojera hacer un licuado temprano en la mañana, “orillandote” a terminar comiendo cualquier pan a tu alcance, o peor, saltarte el desayuno.
Planea un menú. Decide qué recetas harás para el almuerzo y la cena, luego, escribe tu propio menú (checa estas plantillas de planificación semanal). Cuando tengas un plan, será menos probable que gastes dinero en comida rápida o a domicilio.
Apps que te pueden ayudar:
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Food Planner: tiene datos nutricionales para cuando importes recetas de otras páginas web, incluyendo la posibilidad de generar listas de compras. Estas listas se pueden compartir, de manera que si un miembro de la familia está en el súper le puedes pedir que te compre lo necesario.
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Noodle: está diseñada para sugerirte recetas saludables con lo que tengas en la nevera.
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LifeSum: ofrece un kit de herramientas con todo lo que necesitas para perder peso. Tiene una calculadora de calorías, consejos sobre dietas y una base de datos con recetas.
Aprovecha lo que esté en temporada. Las verduras y frutas son más baratas cuando están en temporada, así podrás comprar más cantidad y no llegar al final de la quincena desesperado por una hamburguesa o lo que sea que puedas comer rápido.
Además puedes preparar “extras”, por ejemplo, si usaste papas y zanahorias para un guisado con carne, puedes tomar de las papas y zanahorias sobrantes para una sopa de verduras que esté lista en el refri a cualquier hora.
Recetas a evitar. Esas que requieren un ingrediente especial que quizás no tengas. Antes de decidir comprarlo cuestionate ¿Cuánto cuesta ese ingrediente? ¿Puedes usarlo en otras recetas antes de que se eche a perder?
Es posible que no valga la pena comprar un ingrediente si solo lo vas a usarlo una vez. Puedes intentar probar la receta con un ingrediente que ya tienes en casa.
El recalentado es tu nuevo mejor amigo. Dale una reinventada al pollo de la cena del día anterior con unos chilaquiles para almorzar, o aprovecha la salsa de tomate de la pasta para cocer un guiso más tarde en la semana.
Agrega en tu menú semanal ingredientes que puedas usar para más de un platillo, y abastece tu alacena con insumos que puedan conservarse por varios días, también puedes invertir en contenedores que ayuden a que las cosas no se echen a perder rápidamente.
Opciones rápidas:
1- Mezclar con huevo y que sea parte del omelette
2- Dejar enfriar y comerlo en una ensalada
3- Mezcla arroz o quinoa con proteínas y arma un bowl
4- Usar para rellenar un sandwich