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Hay que controlar el COVID-19 sin apagar la economía mundial... más nos vale
Gran Bretaña está sorprendiendo al mundo después del Brexit. Este país, históricamente siempre ha tratado de ser diferente al resto del mundo y ha tenido éxito en la mayoría de las veces.
Inglaterra llegó a ser el imperio más grande del mundo, donde el sol nunca se ponía.
Les platico: Creo que conviene poner atención a las innovadoras e inéditas propuestas que los británicos están haciendo para afrontar al COVID-19 que apareció en China en diciembre de 2019 “haiga sido como haiga sido”, ya sea como resultado de un experimento de laboratorio fallido, producto de una mutación genética de serpientes que mordieron a murciélagos o viceversa que infectaron a mamíferos o como un plan comercial para que los chinos le dieran en su madre a las economías occidentales, principalmente a la de Estados Unidos.
El gobierno británico ha tomado medidas que sorprenden al mundo. No creo que ellos, que tienen los mejores servicios secretos del mundo -el M15 y M16- los principales hospitales y universidades más prestigiados, como Oxford o Cambridge, no sepan qué hacer ante ésta pandemia.
Creo que Boris Johnson ha tomado una medida muy bien analizada. Los británicos están aplicando una estrategia profiláctica con drásticas medidas higiénico-sanitarias, pero se niegan a ser víctimas de la histeria y a cerrar el país, porque una vez que la economía haya caído socialmente, las consecuencias serán más dramáticas y mortales que la propia pandemia.
¿De qué sirve cerrar todo buscando acabar con el virus, para luego llevar a la bancarrota a la economía y quedarse sin dinero o salarios y morir de hambre y pánico en una sociedad que en ese escenario puede destruirse y entrar en la anarquía?
"El gobierno de ese país busca frenar la propagación del coronavirus, PERO NO DETENERLA, con el objetivo de lograr la inmunidad comunitaria", informó hace unos días la agencia de noticias Bloomberg.
El gobierno de Johnson no dijo la cosa así literalmente, pero el plan para contrarrestar el coronavirus es preciso, contundente y claro: frenar la propagación de la epidemia, no acabar con ella.
La mayoría de las personas se enfermarán, muchas se sentirán a lo mejor hasta moribundas, pero casi todas se recuperarán, comenta Bloomberg en un artículo titulado "La estrategia antivirus de Boris Johnson para que el mundo contraiga la enfermedad".
El objetivo es la inmunidad comunitaria donde una gran proporción de la población contraiga la enfermedad y sea inmunizada, pero dicha inmunidad no se transmitirá a quienes no la tengan.
El propósito es hacer esto suceda en los meses de verano, antes de que llegue el invierno, según dice Patrick Vallance, asesor científico del gobierno británico y uno de los más influyentes especialistas de Buckingham.
David Halpern, jefe del Equipo de Investigación de Comportamiento del Gobierno e integrante del Comité de Reacción Británico, explicó que se pretende lograr la inmunidad comunitaria a un nivel que proteja a los vulnerables.
"Habrá un momento en el contexto de la propagación de la epidemia, que probablemente se proteja a los grupos de riesgo y mientras los protejamos, se logrará la inmunidad de la comunidad para el resto de la población", explicó David Halpern, citado por la BBC de Londres.
Claro que ha habido críticas internas hacia dicha estrategia, pero es contundente éste hecho: El Reino Unido se niega a cerrar escuelas, fronteras y a cancelar eventos masivos y espera que la propia enfermedad conduzca a la inmunidad colectiva.
Uno de los críticos de ésta medida es el ex ministro de salud británico, Jeremy Hunt, quien ha expresado su preocupación por este enfoque.
Entonces, si todo sigue como lo tienen planeado, después del Brexit, los británicos vuelven a separarse del resto de Europa. Esta vez con el tema del coronavirus.
Y en contraposición a lo que hacen otros países -que restringen los viajes, cierran escuelas, prohíben eventos masivos, cierran bares, cines y restaurantes- el Reino Unido va exactamente en dirección opuesta:
Las escuelas están abiertas, la gente viaja libremente y los eventos masivos siguen como si nada. Suecia es hasta ahora, el único país de la UE que copia el modelo británico sin hacerle publicidad al asunto.
Pero ¿realmente quieren los británicos que la gente se enferme? Su estrategia está basada en la historia.
Cuando los conquistadores españoles y portugueses trajeron la gripe europea a América en el siglo XVI, la población india se enfermó porque el sistema inmunológico en el continente recién descubierto no había detectado esta enfermedad.
Pero después de un tiempo, la población de nativos americanos se inmunizó y hoy los indios de la gripe no mueren más que en el porcentaje clásico de europeos, alrededor del 2.3%.
El gobierno británico está trabajando en el paradigma de un establecimiento genético del sistema inmune colectivo, que inmunizará a la población frente al coronavirus.
"El hecho de que la mayoría de las personas padezca solo una forma leve de la enfermedad ayuda a tener inmunidad colectiva, por lo tanto, cada vez más serán inmunes a la enfermedad y se reducirá la transmisión", dijo Patrick Vallance, el principal asesor científico del gobierno inglés.
La naturaleza humana tiene capacidad de desarrollar la inmunidad del cuerpo frente a la enfermedad, y es bueno saber esto antes de perdernos en pánico e histeria.
Está comprobado que el miedo y el pánico debilitan el sistema inmunológico; se bloquea la economía a través de las consecuencias del aislamiento extremo y los virus a largo plazo pueden ser más mortales.
El desastre económico traerá desnutrición y escasez de alimentos y drogas. ¿Qué sucederá cuando no haya más dinero para salarios y pensiones ni para el mantenimiento de hospitales o instituciones que conduzcan al funcionamiento normal de la sociedad?
Gran Bretaña demuestra nuevamente que no fue por casualidad un imperio secular, el jefe de la cultura y la civilización europeas.
A lo mejor debemos analizar con responsabilidad el modelo británico para hacerle frente a la pandemia, donde la ciencia no entra en pánico, el conocimiento no se vuelve histérico y la economía no es apagada.
Higiene sí; aislamiento extremo, no.
CAJÓN DE SASTRE
“No soy Inés, pero por ahí mero es”, dice la irreverente de mi Gaby.