Hasta luego, don Gustavo

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Hasta luego, don Gustavo

Murió al término de la semana pasada don Gustavo Lara Ramos.  Saltillense a carta cabal, que nació en Nueva Rosita, en el año de 1936, pero al que muy niño trajeron a esta ciudad sus padres, don Atanasio Lara, y doña Vinda Ramos.

Con una vida intensa, que se detuvo al borde de los 80 años, don Gustavo fue un destacado empresario en el transporte de carga, al que las crisis recurrentes del sector, a causa de la inestabilidad económica de los 70’s, 80’s y 90’s, lo obligaron a retirarse de esta actividad. Tuvo una muy importante participación como promotor deportivo, formando parte de la primera directiva de los Saraperos, cuando llegó a Saltillo la Liga Mexicana de Beisbol, justo en  1970. Y más tarde debió hacerse cargo del equipo al inicio de la década de los 80’s. También manejó brevemente la franquicia de Monclova, en el máximo circuito beisbolero.

Se dice que en una cena, en el año de 1969, que efectuaba el patronato pro reconstrucción de la Catedral de Saltillo convenció a un grupo de empresarios para que  invirtieran en la formación del equipo que terminó siendo una referencia y símbolo de identidad para la capital coahuilense.

Sus amigos cariñosamente le llamaban “La Perica”, y vaya que supo hacer amistades durante su vida. Gobernadores, prominentes políticos, empresarios, deportistas, promotores, comerciantes, y en todos los sectores y estratos sociales, encontró y cultivó afecto y cercanía.

En no pocas ocasiones, los Gobernadores o Alcaldes en turno le confiaron encomiendas delicadas, o intervenciones como emisario para procurar algún acercamiento o mediación. 

Tuvo siempre un trato afable, y un temperamento ecuánime, lo mismo en sus mejores momentos, que en la adversidad o las dificultades. Las muestras de solidaridad para sus amigos, pueden ejemplificarse cuando acompañó a Eleazar Galindo Vara en los muy duros momentos de su caída y persecución política y jurídica, cuando tuvo que dejar la Presidencia Municipal sin haber concluido su gestión. 

También habría que decir que su habilidad para acercarse a los círculos del poder, en lo público y en lo privado, causaba natural envidia en algunas personas, que difícilmente podrían lograr lo mismo. Sin embargo, muchas de sus amistades estaban también en los niveles menos favorecidos, y esto le proporcionaba un mucho más amplio conocimiento social que podía transmitir en su amena y sabrosa conversación. 

Siempre optimista, siempre positivo, siempre activo. Siempre emprendedor, Don Gustavo Lara fue un publirrelacionista nato. Un hombre sin complejos ni limitaciones de ningún tipo. 

Sin atavismos ni resentimientos para con nadie.

Una de sus máximas lecciones de vida, de tenacidad, de esfuerzo, de confianza en si mismo, es haberse convertido en un muy activo corredor de distancia ya en una edad poco propicia para hacerlo. 

Muy cerca de los sesenta años completó su primer maratón, el maratón Lala en la ciudad de Torreón ante la incredulidad de muchos de sus amigos y conocidos, y más aun de muchos jóvenes  treintañeros, que en aquella ocasión abandonaron a la mitad la carrera, por falta de disciplina en la preparación. 

Los años, y los avatares de su existencia lo llevaron a convertirse en un solicitado consejero para muchas personas. Lo mismo políticos que empresarios. Su discreción y experiencia fueron muy valoradas por quienes necesitaban recurrir a alguien en un determinado momento de apremio o de toma de decisiones importantes.

Amigo de Tirios y Troyanos fue muy cercano a personajes tan destacados  –  y  diferentes – como  Enrique Martínez y Martínez, Humberto Moreira, Roberto Orozco Melo, Arturo Berrueto,  Paco Dávila, Armando Castilla Sánchez, Javier López Del Bosque, Jorge Torres Casso, Jorge Masso, Armando Guadiana Tijerina, Horacio Del Bosque, por citar algunos.    

Un hombre de profunda fe cristiana, fue también un muy leal  católico practicante, muy devoto del Santo Cristo de la Capilla, y siempre cercano a las causas de la Iglesia.

Siempre próximo a Obispos como don Luis Guízar o Francisco Villalobos, y a sacerdotes como Humberto González y Gilberto Almaraz. 

Adiós a un saltillense que llegó a formar parte del paisaje urbano de su ciudad. A alguien que atesoró incontables vivencias y anécdotas en la transformación de la capital de Coahuila. Beisbolero de tiempo completo. Padre de familia y esposo ejemplar. Un hombre bueno y de bien que se nos va. Adiós a don Gustavo “La Perica” Lara.