Hasta aquí son tortas y pan pintado
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Hasta aquí son tortas y pan pintado
El Quijote II, 2
Antes de emprender su tercera salida en busca de aventuras, don Quijote pide a Sancho le diga “¿qué es lo que dicen de mi por ese lugar? ¿En qué opinión me tiene el vulgo, en qué los hidalgos y en qué los caballeros? ¿Qué dicen de mi valentía, qué de mis hazañas y qué de mi cortesía? ¿Qué se platica del asunto que he tomado de resucitar y volver al mundo la ya olvidada orden caballeresca?”
Y le pide además a su escudero que le diga sólo la verdad “sin añadir al bien ni quitar al mal cosa alguna” y “sin los vestidos de la lisonja”.
Sancho le dice “que el vulgo tiene a vuesa merced por grandísimo loco, y a mi por no menos mentecato”.
“En lo que toca –prosiguió Sancho- a la valentía, cortesía, hazañas y asunto de vuesa merced, hay diferentes opiniones; unos dicen: ‘loco, pero gracioso’; otros, ‘valiente, pero desgraciado’; otros ‘cortés, pero impertinente’; y por aquí van discurriendo en tantas cosas, que ni a vuesa merced ni a mí nos dejan hueso sano”.
Don Quijote explica a Sancho que de otros grandes hombres de la historia, de los que menciona varios ejemplos, también se han dicho cosas negativas. “¡Ahí está el toque, cuerpo de mi padre! Replicó Sancho”.
“- Pues ¿hay más? –preguntó don Quijote”.
“- Aún la cola falta por desollar –dijo Sancho-. Lo de HASTA AQUÍ SON TORTAS Y PAN PINTADO”.
Con la cita del anterior refrán, lo que Sancho quiere decir, metafóricamente, es que entre lo ya mencionado y lo que aún falta por decir hay todavía gran diferencia, pues lo dicho “hasta aquí son tortas y pan pintado”. Viene lo peor.
@jagarciavilla