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‘Hambre de Poder’ ¿Cómo se hizo McDonald’s?
El asunto con las biopics, o películas históricas de algún personaje o acontecimiento importante, es que deben ir más allá. Debe haber una razón de peso por la que estamos viendo esto en la pantalla grande, en lugar de agarrar un libro de historia y leerlo. Mi regla es la siguiente en cuanto a este género: si puedo leer cualquier artículo en internet y obtener exactamente lo mismo que si veo la película, entonces hay algo mal. ¿Cuál es el punto de contar lo que ya se sabe? ¿Hacer una película de consulta? Así que aquí tenemos en “Hambre de Poder” (“The Founder”) la historia del hombre que hizo de McDonald’s una franquicia. Salvo por la interpretación de Michael Keaton, esta cinta tiene poco que ofrecer en su menú, casi como la propia cadena de comida rápida.
La película cuenta sobre Ray Kroc, un vendedor fracasado de máquinas para hacer malteadas. En su travesía, y siempre con un pensamiento positivo y ganas de persuadir al que se deje, tiene un pequeño problema: ¿por qué todas las tiendas de comida tardan tanto con su pedido? Así que cuando encuentra un pequeño puesto de hamburguesas llamado McDonald’s, su vida cambia para siempre. En ese lugar, dos hermanos han ideado un elaborado sistema para atender las necesidades del comensal en tiempo récord y calidad exacta. Kroc ve aquí un futuro que estos dos fundadores no perciben. Se le mete en la cabeza una idea: hay que convertir este restaurante en franquicia. Todo Estados Unidos debe tener un McDonald’s. Y bueno, el resto es historia.
Si la sinopsis suena obvia, si el camino hacia dónde va se puede prever a kilómetros de distancia, es porque esta película es así de predecible. Y más que la película, la propia historia. Naturalmente está basada en los hechos reales, de cómo el protagonista explota la idea de Mac y Dick McDonald (interpretados por John Carroll Lynch y Nick Offerman, respectivamente), una información que cualquiera puede consultar en internet si siente curiosidad. Cuando digo que las biopics deben ir “más allá”, me refiero a que tienen que mostrar algo más que sólo información o hechos. ¿Qué nos puede aportar ver esta historia en la pantalla grande? El cine se presta para muchas otras cosas más que sólo reproducir algo que pasó. Por ejemplo, nos puede mostrar el drama o el conflicto interno de sus personajes, algo que no puede hacer Wikipedia.
Lo interesante de “Hambre de Poder” es que vemos todos los hechos desde la mirada del villano. Ray Kroc es interpretado por Michael Keaton y aunque es el protagonista, también se trata de un ser humano de principios cuestionables. Ese es el punto fuerte e interesante. Keaton lleva al personaje con una soltura y un carisma fabulosos. Se trata de una interpretación dinámica y atrapante que nos cautiva a tal grado que es el corazón de la película. Si lo quitas no queda nada. Esta cinta no tiene nada qué ofrecer más que ver a Keaton hacer lo que mejor sabe. Aunque casi por eso nada más ya vale la pena. Es de verdad sorprendente ver cómo este actor sostiene todo un largometraje él solo. Es decir, lograr que una película tan poco interesante nos atrape de esta manera, es algo digno de aplauso.
Y es porque Keaton le pone tanto empeño, otra de las razones por las que da un poco de coraje saber que el resto no está a la altura. Es casi un desperdicio de un gran actor. Me atrevo a decir que “casi”, porque además de Keaton creo que esta historia está editada y contada con un dinamismo cuidadoso. No es una cinta que se vuelva aburrida, ni tediosa. El problema es que ya sabemos a dónde va, ya sabemos qué sigue, conocemos todo de antemano y no tenemos que ser expertos en historia de Estados Unidos. La cinta es cuadrada y tiene sus objetivos claros. Contar la historia de cómo McDonald’s se hizo grande y ya. Pero todo lo bueno y malo ya lo sabemos… ¿y?, ¿qué más?
La cinta fue dirigida por John Lee Hancock, quien a lo largo de su filmografía ha retratado diversas historias reales con cierta importancia para Estados Unidos, como “The Alamo” (2004), “The Blind Side” (2009) y “Saving Mr. Banks” (2013). Sabe lo que hace y el gran problema es ese, que se mantiene demasiado cerrado en su fórmula y su idea, hasta me atrevería a decir que en cierto patriotismo. Los primeros minutos de “Hambre de Poder” nos hacen pensar en un orgullo por McDonald’s, que claro, como dice la película, ya es casi tan importante como las iglesias. Ese cierto cariño parece frenar al filme de ir más allá, de llevarnos a un retrato de verdad oscuro, al grado de que nos diga algo que no sabemos. Porque esta cinta es por igual crítica y homenaje, casi en partes iguales. Pero el cuestionamiento es muy sutil, apenas perceptible.
La historia es interesante, sobre todo teniendo a este protagonista, pero la película no hace mucho con él. Dicho esto, repito que no se trata de una producción aburrida, al contrario.
Volviendo a la obvia metáfora: es como comer en McDonald’s. A veces se antoja y puede pasarla uno bien, probar el sabor que ya conoce y listo. Pero saldrá del lugar sin nada de valor y con pocas ganas de volver pronto. Es un alimento vacío, común, poco imaginativo. Claro, por otro lado, habrá personas que les encante McDonald’s. La fórmula de siempre, repetida, familiar, sin demasiadas sorpresas. Así es esta película. Una idea interesante, entretenida, hecha con cierta competencia para no caer en lo pésimo. Así que siéntese, disfrute de su combo favorito, obtendrá lo que ya conoce.
El dato
Director: John Lee Hancock
Elenco: Michael Keaton, Nick Offerman, John Carroll Lynch, Linda Cardellini, Patrick Wilson, Laura Dern.
Género: Drama.
Clasificación: B
Duración: 115 minutos
Calificación: 7.5