Construyendo alianzas estratégicas

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Construyendo alianzas estratégicas

Hablando puntualmente de nuestros clientes, muchas empresas desconocen que su equipo de mercadotecnia debe evolucionar y pasar de ser una mercadotecnia transaccional

Vivimos en una sociedad acelerada inmersa en la globalización, lo que nos ha llevado a cada vez perder más el sentido de las relaciones que construimos con nuestra familia, amigos y comunidad en general. Esta forma de convivencia lo trasladamos inclusive al ambiente de negocios, ya sea con nuestros colaboradores, proveedores e inclusive clientes, donde las compañías en ocasiones tienden a caer en la idea errónea de “ellos se lo pierden”.

Hablando puntualmente de nuestros clientes, muchas empresas desconocen que su equipo de mercadotecnia debe evolucionar y pasar de ser una mercadotecnia transaccional (objetivo único de generar valor para la empresa a través de la compra de sus productos o servicios) a una mercadotecnia relacional, la cual se basa en la relación a largo plazo con nuestros clientes. Estos buscan mantener relaciones con aquellos productos o servicios que les hagan sentir únicos y valorados lo cual se crea a través de emociones positivas que se refuerzan con la creación de experiencias, a la vez que les ayudan a satisfacer sus diferentes necesidades generando de esta manera consumidores fieles y orgullosos de la marca.

Hoy en día la mercadotecnia relacional es la base de todo negocio, con el cual se crean relaciones sólidas y confiables, lo que se traduce en generación de valor para ambas partes, donde la empresa pueda continuar creciendo gracias a los consumos constantes y las recomendaciones que permitirán crecer la red de clientes. Es decir, en lugar de enfocarnos en lograr una transacción debemos transformarnos y buscar relaciones fieles que se traduzcan en compras repetidas.

Con clientes cada vez más informados, los cuales se enfrentan diariamente a nuevas oportunidades u opciones por parte de la competencia resulta la fidelidad un elemento muy preciado. Por ello aquí te presentamos los 5 principios para construir relaciones comerciales a largo plazo, las cuales se construyen no sólo antes de la compra sino principalmente durante la post compra.

Confianza: La confianza se traduce con fidelidad y para lograrlo requerimos ser completamente honestos con los clientes sobre los alcances y limitantes de nuestro producto o servicio.

Escuchar: Antes la comunicación se realizaba sólo en una vía, donde la marca comunicaba al cliente sobre las bondades de su servicio o producto con la intención de influir sobre este, hoy en día la comunicación se realiza en ambas vías gracias a las nuevas plataformas digitales que nos permiten escucharlos e identificar las necesidades específicas de nuestros clientes, es por ello que el intercambio de información toma un papel relevante para la creación de valor para ambos.

Personalizar: Una vez que hemos entablado un diálogo y entendimiento profundo con nuestros clientes a través de escucharlos, somos capaces de generar una interacción personalizada, así como propuestas más acorde a sus necesidades, de esta manera logramos una relación significativa que genera beneficio y refuerza el vínculo que se ha creado.

Beneficio a largo plazo: Uno de los errores más comunes de las empresas es buscar resultados de inmediato, sin comprender que el verdadero valor se genera gracias a lograr un cliente satisfecho, lo que se traduce en el aumento de la rentabilidad con el transcurso del tiempo.

Ser únicos: Con el libre mercado tenemos una amplia variedad de productos o servicios que ofrecen productos o servicios similares a los nuestros, por ello resulta de vital importancia diferenciarnos del resto. La diferenciación no sólo debe realizarse antes de la compra, también debe llevarse al momento de la post compra, brindando un servicio de atención a clientes personalizado, único y con completo interés en mantener al consumidor satisfecho.

Los beneficios de seguir estos cinco principios para generar relaciones a largo plazo son infinitos, por ejemplo los costos que implica mantener una relación son tres veces inferiores a los costos que conlleva la búsqueda de nuevos clientes, debido principalmente a los gastos de marketing y ventas.

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