Hablemos de Dios (Presentación)

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Hablemos de Dios (Presentación)

Soy cristiano, católico, bautista, testigo de jehová. las etiquetas conmigo no van. mucho tiempo fui al sur de la ciudad con los hare krisna

¿Quién soy yo para hablar aquí de Dios? Su hijo. ¿Por qué me tomo el atrevimiento de abordar a Dios aquí con palabras y letras? Porque me considero de su linaje y como éste dijo en la Biblia, mandó a su retoño Jesucristo como prueba de existencia para que tuviésemos vida y libertad, en abundancia (Juan 10:10), pues entonces sólo hago uso del regalo: tengo vida y libertad. Lo practico diario, tan es así, que no pocas veces y por lo que escribo y esbozo en libertad, me acosan, amenazan y demás bisutería de quien trata de mantener a la libertad y verdad en un desván oscuro.

Ese no es el punto hoy. En este año que recién ha terminado, atentos lectores, los cuales me favorecen con su lectura, me preguntaron del por qué en 12 meses no abordé ni exploré a ese llamado Dios en mis escritos. Lectores me comentaban una y otra vez de ello. La verdad, no fue a propósito, simplemente redactaba notas, incluso textos completos, los guardaba en mi libreta y esperaba. Esperaba. Ya luego la inmediatez de la política, la sociedad, la inseguridad, la literatura, todo, le fue ganando espacio a publicar textos donde trato de explicarme la palabra de Dios; la palabra de Alá, el misericordioso; el animismo, el shinto, el camino… en fin, todo eso a lo cual llamamos religión. Y claro, la Biblia. 

La mamá del joven reportero Sergio Alvizo me mandó preguntar a boca de jarro: “¿Por qué ya no escribe de Dios? ¿Dejó de creer?” atentos lectores como ella me mandaban recurrentes e-mails al respecto. Hoy, lo contesto en este generoso espacio: he planeado esta columna encabezada como “Hablemos de Dios” para los sábados de todo este año. Es decir, los enumeraré sólo con un número consecutivo cada sábado: 1, 2, 3… etcétera. Usted puede ir coleccionando, recortando y pegando estas columnas en una libreta o cuaderno; al final del año tendrá como una especie de opúsculo donde la tesis es una: explicarnos la vida, la sociedad, la cultura, la política, la literatura, todo lo existente en clave teológica, en clave bíblica. 

No quiero convencer a nadie con mis torpes ideas al respecto. Sólo las quiero compartir. Sobra decirlo, y usted ya lo sabe, estudié Teología por alrededor de cinco años en el ISER del maestro con voz de trueno, don Antonio Usabiaga. Tuve como maestros a verdaderos sabios, Juan Manuel Ledesma, Felipe de Jesús Balderas, Rodolfo Flores… los pocos aciertos que tengo, serán fruto de sus clases. Los yerros son sólo míos. Me he seguido preparando desde siempre. Soy un hombre de fe. Fe rota muchas ocasiones, pero fe al fin.

Esquina-bajan
Soy cristiano, católico, bautista, testigo de Jehová. Las etiquetas conmigo no van. Mucho tiempo fui al sur de la ciudad con los Hare Krisna. ¿Es el mismo Dios o es diferente? Entonces si Dios está en todas partes, ¿estoy hablando de un ya rebasado panteísmo? Ya ve que no es sencillo y ya inició esto de explorar y tener ideas. Dije ideas, no fe ciega. Usted los domingos puede leer en su espacio periódico al maestro y sacerdote Juan Manuel Ledesma quien hace los comentarios del Evangelio de la semana. Él sí, hombre de Dios, explora la Biblia desde su certeza y creencia de roca. 

¿Yo? Yo soy un eterno rebelde. Me cuestionó todo y todo el tiempo. Decía el padre y filósofo ibérico Juan Arias: “Cada vez que hoy me preguntan si creo que es mejor o no creer en Dios suelo responder que eso no tiene importancia ya que si existiese Dios, lo importante sería que él creyera en nosotros…”. ¿Dios cree en nosotros? Lo dudo. Ejemplo: usted es un buen padre, un buen esposo, un buen hombre de negocios; no miente, no roba, paga el seguro social y buen sueldo a sus empleados… ¿Es suficiente una buena obra para ganar el cielo tan anhelado? 

Sí y no. No hay contradicción de por medio. Caray, bueno, sí hay contradicción. La Biblia dice que la fe sin obras no es fe. Pero también hay otra parte de la palabra de Dios que afirma que por la gracia de Dios y la intersección de Jesucristo usted ya es salvo, haga lo que haga (Juan 1:17). Sí, como el abominable Adolf Hitler. Este movimiento de las bondades de la gracia de Dios tiene amplia resonancia, por ejemplo, en EU. ¿Ya ve que no va a ser sencilla esta exploración sabatina? Le voy a dar tema de reflexión para la semana. Le pido entonces de favor que cada sábado me lea. La saga inicia hoy y continúa cada sábado. Comenzamos. 

Letras minúsculas
Tenga usted el mejor año de su vida lector. Así sea.