Hablemos de Dios (12)

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Hablemos de Dios (12)

A maría, por orden a cuchillo y espada, la declararon ‘madre de dios’. fuE en el tercer concilio ecuménico en efeso(431 d.c.) María fue declarada ‘theotokos’

Agradezco que usted me lea. Agradezco que usted me mande palabras y comentarios sobre estas letras. Creo que ya lo notó: los sábados esta plana de VANGUARDIA muestra hasta tres o cuatro ángulos, aristas muy diferentes y sobre una misma cuestión: la búsqueda de Dios. Lo anterior se pudo comprobar cien por ciento el pasado sábado (De Gloria, se le dice) cuando el científico y académico, mi vecino de columna, Marcos Durán, desde su  atalaya como hombre de ciencias y profusamente documentado (es agnóstico), puso a todo mundo en su sitio: a la religión, a los jóvenes, al Papa, a la Biblia (escrita por hombres, dijo, no por Dios. Por lo demás, claro que es verdad)  toda, a los Evangelios en especial. Puf. Buen texto el cual no dejó títere con cabeza. 

Los sábados usted también puede leer a los maestros Javier Cárdenas Silva y a Luis Fernando Nieto, los cuales abordan la cuestión desde su fe. Por lo cual ellos hablan de misericordia, dinamismo, salvación, bondad, fe, vigilia pascual y un largo etcétera. Situación que si de verdad existiera, otro gallo nos cantaría. Yo comulgo con este tipo de palabras y literatura, pero las buenas intenciones a mi personal juicio, no llevan a nada. ¿Prevenir la violencia contra las mujeres? Acciones, no palabras. La campaña oficial es la siguiente: ponerse un pinche moñito naranja en la solapa del saco y tocar el claxon de su auto en el paso a desnivel de Francisco Coss para demostrar que usted “está en contra de levantar la mano” a alguna fémina. No se ría lector. Esta es la campaña oficial con manta y todo, que promueven el PRI de Verónica Martínez y Manolo Jiménez. Basura. 

Pues no, perdonadme lectores, pero yo no creo en resucitar (como Jesucristo) a la plenitud de una vida donde hay inmortalidad, impasibilidad, agilidad, sutileza, luminosidad… caray, ¿quién cree en eso? Respeto a quienes lo buscan. Más si están jodidos aquí en la Tierra. Queda entonces la mínima esperanza de satisfacer todas sus necesidades en la eternidad. Ojalá (por Alá, si Alá quiere. Esta es la traducción del vocablo) y así sea.

Prefiero este mundo de lucha, donde hay que empujar un carro milímetro a milímetro para que esto cambie y sí, nos vaya un poco mejor a los humanos a los cuales pues no, no nos habla Dios. En fin, ya estuvo largo este liminar, pero era necesario. Soy mariano. Creo en la Virgen y todo su poder. En la columna pasada exploramos su decisiva influencia en el arte de la poesía y la música. Los hermanos cristianos no la quieren del todo (ellos se la pierden). 

Esquina-bajan
Dicen que la ponemos al mismo nivel de Dios. Pues sí, puede ser. No voy a entrar a aquella vieja polémica desde los siglos primeros del cristianismo cuando a María por orden a cuchillo y espada, la declararon “Madre de Dios”. Fue en el Tercer Concilio Ecuménico en Efeso (431 d. C). María fue declarada “Theotokos”. Cuando recién inició su pontificado el ahora rock star del Papa Francisco, y le preguntaron quién era María para él, éste tardó un segundo en contestar: “Es mi mamá”. Así como Jesús es el hombre ideal, María es la mujer ideal. 

Tiene razón el reportero Sergio Alvizo –quien estudió Teología– en depositar palabras grandes de fe y confianza en la Virgen de San Juan. La Virgen es grande, tan grande, que los hermanos musulmanes la defienden una y otra vez en el Corán. Y claro, no creen en la Trinidad. Ellos creen sólo en Dios. Dice uno de sus versos: “Dios es único. Gloria a él… basta tener a Dios por patrono”. Sura IV. 169. Los musulmanes aceptan a Jesús como profeta, no como hijo de Dios. No admiten la pasión de Cristo, para ellos es un simple mortal hijo de María. En el Sura XIX se lee textualmente: “Era Jesús hijo de María, para hablar la palabra de la verdad, aquel sobre el cual hay dudas. Dios no puede tener hijos…”. son los parágrafos 35 y 36. Los hermanos musulmanes y los católicos estamos enamorados de la gran señora.  

Ya casi agoté el espacio. En cuanto a la influencia de María, la Inmaculada, en la historia universal de la pintura, su influencia es total. Correggio (La Asunción de la Virgen), Tiziano (La Asunción de la Virgen), Velázquez (La coronación de la Virgen), El Greco (Inmaculada Concepción), Cranach (La crucifixión), Perugino (Los desposorios de la Virgen) y un interminable etcétera dan cuenta de su medida, belleza y poder. Irineo, obispo de Lyon (130-202), la menciona y define como “nuestra más eminente abogada”. Volveré al tema luego. 

Letras minúsculas
¡Ah! esta y no otra, es María, la Virgen, la más bella, la más grande, la más alta; la única e Inmaculada María de todos los tiempos…