Guerra sin tregua, ni fin
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Guerra sin tregua, ni fin
La guerra del fin del mundo, el Apocalipsis… esos son los objetivos de la yihad del Estado Islámico (EI). Con ese fin ha puesto en marcha una estrategia terrorista acompañada de un despliegue propagandístico nunca antes visto en el mundo musulmán y cuyo objetivo fundamental es doble: sembrar el terror y atraer reclutas yihadistas dispersos por todo el mundo, principalmente provenientes de países de Medio Oriente y el Norte de África, pero también de Europa y de América.
Las matanzas de París el pasado 13 de noviembre tuvieron esos objetivos, acompañados por otro muy importante: obligar a una cerrazón de la apertura y las libertades.
La reacción inmediata del presidente de Francia, Francois Hollande, fue declarar la guerra al EI, establecer el “estado de emergencia” que limita las libertades, cerrar las fronteras del país y lanzar operativos policiacos en busca de quienes perpetraron los atentados. Muy parecida respuesta a la del presidente Bush después del 11/S, que invadió Afganistán, acusó a Irak de estar buscando armas nucleares y lo invadió también y estableció restricciones a las libertades civiles que todavía se mantienen. Una nueva coalición se forma en 2015: EU ofrece apoyar a Francia, se intensifican los bombardeos, Rusia mantiene una posición de apoyo y al mismo tiempo ambigua, Alemania declara que apoyará con aviones y en Gran Bretaña se discute en el Parlamento involucrarse en los bombardeos en Siria contra el EI.
En 2001, se formó una coalición encabezada por Washington para invadir, ahora se inicia la integración de una coalición para bombardear posiciones del EI en Siria y en Irak. El objetivo de entonces era el mismo que el de ahora: acabar con el terrorismo. Pero, los resultados de la intervención armada en Irak están a la vista. ¿Misma estrategia, mismos resultados? Esa pregunta queda en el aire ya que mucho dependerá de lo que se haya aprendido de experiencias pasadas, pero sobre todo de comenzar a entender lo que acontece en Medio Oriente y en el Norte de África, sus orígenes y su dinámica actual.
Claro que tiene que haber una respuesta, pero también una estrategia de largo plazo. Y eso significa entender la dinámica del nuevo terrorismo, que tiene ya un califato en territorio sirio e iraquí y que es un polo de atracción para el yihadismo más extremo.
“Le Monde” tiene registrados 83 atentados con mil 600 muertos en los 18 meses transcurridos desde que El Bagdadi proclamara el Califato y se erigiera como Califa en junio de 2014. “Los atentados del Estado Islámico”, como se titula el artículo, establecen algunas características notables en este periodo: los muertos y los atentados se concentraron en Medio Oriente y en los países del Norte de África. La mayoría de los muertos fruto de ataques y ejecuciones fueron musulmanes. París es la única gran ciudad de Occidente que ha sido golpeada por actos terroristas. Sin embargo, de acuerdo con el vespertino francés, los atentados también han golpeado a una veintena de países occidentales. La lista de países golpeados por atentados es larga: Egipto, Yemen, Irak, Siria, Arabia Saudita, Libia, Túnez, Afganistán, Kuwait. París representa un cambio de estrategia del EI. Las amenazas están ahí, pero también las alertas en alrededor de 60 países.
Muchas interrogantes quedan abiertas, cuya respuesta podría representar nuevas estrategias también necesarias para los países desarrollados, ¿por qué atacantes del EI en París eran connacionales de franceses y belgas? ¿Cuáles son los caldos de cultivo que prohíjan el yihadismo en Europa? ¿Y las nuevas formas de reclutamiento? ¿De dónde proviene el financiamiento del EI? ¿Del petróleo en un mercado negro y de qué otras fuentes? ¿Es posible desarrollar sistemas de inteligencia que permitan anticipar posibles atentados? Gran Bretaña dice haber evitado más de seis.
Pero, sobre todo, ¿cuáles pueden ser las nuevas estrategias que permitan evitar los atentados? Es posible proteger sociedades abiertas, protegerlas no quiere decir cerrarlas y militarizarlas, menos aún cuando es tan urgente acoger refugiados que, por cierto, los bombardeos incrementarán.