Guerra comercial
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Guerra comercial
Era cuestión de tiempo para que Donald Trump se lanzara contra las reglas del juego del comercio internacional. No conforme con la tormenta que está creando alrededor del TLCAN, su ignorancia en temas comerciales nos lleva a un plano que raya en lo peligroso.
Sus declaraciones en torno a la probable aplicación de aranceles a la importación de acero y aluminio de diversos países, ha causado una ola de reacciones de varios socios estratégicos del vecino del norte, que han amagado con responder de la misma forma.
Aunque la noticia que empezó a circular el pasado jueves por la mañana está pendiente de hacerse oficial —presuntamente en el transcurso de esta semana— no se sabe con precisión hacia qué países van dirigidas dichas medidas, con todas las complicaciones que ello implica.
Siendo Canadá, Brasil, Corea del Sur y México las principales fuentes de importación de acero por parte de los Estados Unidos, serían presuntamente estas las naciones más perjudicadas, aunque las consecuencias de ello en el marco de las reglas de la Organización Mundial del Comercio y del TLCAN serían diferentes.
En el caso de Canadá y México, la actuación estaría poniendo en entredicho la continuidad de las renegociaciones del TLCAN y provocar que ambos países se paren de la mesa de negociación, al mostrar EU país un nulo respeto por el cumplimiento de las reglas ahí contenidas.
En lo que respecta a Brasil y Corea del Sur, ambos miembros de la OMC, tendrían la alternativa de denunciar la práctica en el seno del organismo multilateral, si las medidas proteccionistas de Trump van orientadas hacia un grupo de países en particular. Lo anterior, atendiendo a que se estaría violando la cláusula de “nación más favorecida”.
Esta cláusula señala que cualquier concesión comercial que otorgue un país miembro de la OMC a otra nación, deberá también brindarla a los demás países socios del organismo multilateral.
En su cuenta de Twitter, el Mandatario estadounidense justificó estas medidas en función de “las malas prácticas y comercio desleal de las cuales han sido víctimas estas industrias en los EU”.
Lo anterior evidencia el total desconocimiento de Trump de que los acuerdos de la OMC contemplan tres excepciones, en circunstancias muy particulares, a fin de que sus miembros actúen en situaciones en las que el comercio internacional constituya una amenaza importante o se considere una competencia desleal:
1.- Medidas antidumping. Cuando una empresa exporta un producto a un precio por debajo al que lo vende en el mercado local, se considera como dumping. La OMC autoriza a sus miembros a adoptar medidas contra está práctica, consistentes en la imposición de un derecho adicional (arancel) a fin de equilibrar el precio de dumping, con el “precio normal” de dicho bien. Estas medidas se denominan “derechos o cuotas antidumping”.
2.- Cuotas compensatorias. La OMC prohíbe a los gobiernos el uso de subsidios a las exportaciones. En caso de demostrarse la existencia de dichos subsidios, el país afectado cuenta con la facultad de imponer cuotas compensatorias, esto es -al igual que en el caso de dumping-, aranceles o derechos que aproximen el precio del bien importado a su valor real.
3.- Medidas de salvaguarda. Esta es una medida excepcional que se contempla en aquellos casos, en los cuales aun cuando la empresa o el gobierno del país exportador no haya incurrido en alguna práctica desleal. Consiste en restringir provisionalmente las importaciones de algún sector, siempre y cuando estas provoquen una amenaza significativa a la producción nacional.
Dado que en este escenario, el país exportador no incurre en ninguna práctica desleal, el gobierno que quiera implementar medidas de salvaguarda deberá de conceder facilidades comerciales adicionales a las negociadas en algún otro sector.
En suma, estos serían los escenarios bajo los cuales se pudiera justificar la protección a la industria acerera y del aluminio. Fuera de ahí no hay más.
Y debe quedar perfectamente claro que para aplicar cualquiera de estas medidas, debe pasar previa investigación y encuadrarla en alguno de los tres supuestos ya analizados, señalando el daño significativo en términos económicos que se está provocando.
Situación que hasta ahora EU no ha podido ni querido justificar. El peligro de que se desencadene una guerra comercial está más latente que nunca.
Catedrático de la Facultad de Economía
de la Universidad Autónoma de Coahuila