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Apenas el 17 de Mayo pasado, en el marco de la celebración del Día Mundial del Internet, la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI) dio a conocer que en México, 65 millones de personas utilizan la red global. Dijo también que el 80 % de los usuarios, indicó como su actividad favorita el uso de redes sociales, por encima del envío y recepción de mails o mensajes instantáneos. Entre las más populares 
se encuentran Facebook, Whatsapp, YouTube y Twitter, en ese orden.

Por su parte, el Pew Research Center, un organismo independiente que informa al público sobre tendencias que se perfilan en América Latina y el mundo, especialistas además en investigación demográfica, análisis de contenido y otras investigaciones en ciencias sociales, informó que “Hoy, el 90 % de los adultos jóvenes usan las redes sociales; comparado con el 12 % del 2005”, un incremento del 78 %. Al mismo tiempo, ha habido un incremento de 60 puntos entre las edades de 30 a 49 años, es decir, de un 8 % en el 2005 a un 77 % el día de hoy. Todos esos nuevos usuarios no están simplemente respondiendo a la presión social, la mayoría está de acuerdo en que las ventajas de las redes superan a 
sus desventajas.

Yo aquí mismo he criticado que nos hemos quedado absortos en los dispositivos tecnológicos abrazando un proceso de socialización con la tecnología, no con los seres humanos. Que gracias a Facebook sabemos mucho más de la vida de personas que no conocemos a lo que sucede en nuestra propia casa y que las redes sociales nos retratan de cuerpo entero, pues lo que somos como sociedad, 
lo hemos llevado a Facebook y Twitter.

Pero también debo reconocer que por primera vez en la historia, los seres humanos disponemos de una herramienta que nos da la enorme oportunidad de expresarnos, de buscar el reconocimiento social y de difundir cualquier expresión artística. Que las redes sociales han demostrado ser un instrumento muy valioso de información en contra de la censura y de las intentonas de poderosos en contra de la ciudadanía, fomentando un cambio en el modelo pues las redes han obligado a quienes debemos rendir cuentas, a establecer un diálogo y no un monólogo, a no abusar del poder.

Y es que ha sido solo gracias a las redes que han trascendido escándalos de empresas contaminantes y esclavizantes, políticos corruptos o ciudadanos cuyo poder o posición económica, los hacía creerse impunes y que al final han sido denunciados, exhibidos y a veces hasta encarcelados. Casos tenemos muchos: Esa finísima persona que ahora está en prisión, Emir Garduño, bautizado en redes como #LordRollsRoyce, o Alberto Sentíes Palacio, #Lord Ferrari, un abusivo sujeto que ordenó a sus escoltas golpear a un conductor que osó atravesarse en su camino.

De no ser por las redes, jamás se hubiera sabido y mucho menos iniciado un proceso judicial en contra de “Los Porkys”, acusados de violar a una jovencita; o no hubieramos conocido el caso de #LadySoriana, una mujer que con un vocabulario soez, maltrató a una cajera de este centro comercial en la Ciudad de México, por la aparente frustración de no obtener el precio deseado en uno de los productos de su compra.

Y aunque es verdad que las redes sociales y el Internet no han cambiado nuestra pobre capacidad de interacción y aceptación social de quienes piensan distinto a nosotros, o a repetir y aceptar y dar como válida información falsa, o respetar otras religiones y mucho menos han servido para disminuir nuestra tendencia a la violencia, pues esas son como tales atributos humanos fundamentales, también hay que decir que en estas redes se expresa nuestra capacidad de amar y de ser solidarios. La ayuda a niños enfermos, la denuncia en contra del abuso animal y la ayuda para encontrar personas desaparecidas.

Y comento el caso del saltillense Gerardo Vásquez Moreno, esposo de Rosa Martha de la Peña, amiga y editora aquí en VANGUARDIA que, gracias a la solidaridad de la comunidad facebookera y tuitera, apareció y está ya con su familia. De ese tamaño es el poder de las redes sociales y aunque no es a tuitazos o publicando en Facebook como vamos a cambiar al mundo, si es la oportunidad de ejercitar la democracia, la libre expresión de las ideas y de provocar pequeños milagros como el que Gerardo esté ya con los suyos. Así que gracias por compartir.

@marcosduranf