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Gracias, Margarita

Tu renuncia como candidata independiente a la Presidencia Republicana tiene unos mensajes muy positivos que hay que leer.

Es un mensaje que describe la realidad de la nueva figura de “candidato independiente”, que aunque es excelente en términos teóricos y parece una bondadosa concesión del sistema político que se quiere innovar en la inclusión de los ciudadanos no sólo de los partidos, la práctica, los reglamentos, las condiciones económicas, la cultura ciudadana actual tan partidista, vuelve muy poco probable que triunfe como Presidente de la República.

No hay que confundir posibilidades con probabilidades. El número de posibilidades es tan infinito como los sueños, las utopías, los ideales y las fantasías. No están sujetas a cálculos de recursos, condiciones sociales, mentales, culturales, etc. Las probabilidades deben ser calculables en números y porcentajes, en adeptos y controles sociales. Las probabilidades reflejan la realidad no los deseos o las buenas ideas.

Gracias, Margarita, porque decidiste en función de las probabilidades que te ofrece el sistema político mexicano y no solamente en función de tu compromiso con la honestidad, de tu amor genuino a México por encima del amor al poder y al PAN, de tu larga experiencia política desde abajo hasta Los Pinos y, sobre todo, de tu ética política intachable a lo largo de los años.

La realidad del sistema político mexicano, tan confuso y corrupto, ahora es desnudada por los mismos personajes del sistema con afirmaciones y denuncias que carecen de confiabilidad y abundan en mentiras, calumnias y datos falsos, ambiguos, contradictorios o simplemente tan improbables como los delirios mentales de un alucinado con fama. En esa realidad política no sólo no puedes ganar, sino que ni siquiera tienes probabilidades de competir para ganar.

Gracias porque con tu renuncia nos despiertas del sueño democrático en que nos han adormilado, y nos comprometes a que la democracia no es un sueño sino un objetivo que no se puede lograr sin los medios adecuados, de los cuales carecemos los ciudadanos “independientes”. Los votos no son equivalentes a tener poder. El control de los votos es el poder político (no democrático) y los “candidatos independientes” no tienen probabilidades significativas de controlar los votos ciudadanos, aunque esto sería “deseable” en una democracia como la francesa.

Gracias porque no creíste en las estadísticas políticas que proliferan y que carecen de una muestra significativa científica que represente a 70 millones de votantes, y que incluya a los que no tienen teléfono, red social o medio de transporte para responder al encuestador.

Gracias, Margarita, porque tu renuncia no es una derrota ciudadana ni un fracaso de la democracia. Al contrario, señala con claridad los abusos y deficiencias del sistema político que pretende ser democrático, pero cuyos personajes están tan cómodos disfrutando su poder y el presupuesto nacional que se atreven a llamar cultura democrática a una ciudadanía que no sólo carece de poder, sino de empleo, educación, salud y comida.

El sistema político está preocupado sobre a qué candidato van a ir a dar tus votos, ojalá se ocupara de nombrarte Fiscal Anticorrupción con toda la autoridad requerida. Eso sí sería un avance efectivo en nuestra democracia. Pero esto es un simple sueño carente de toda probabilidad.