Grace, lo que la prensa nacional e internacional no difundió

Usted está aquí

Grace, lo que la prensa nacional e internacional no difundió

Foto: Especial

Tenía qué hacer algo, pero no sabía qué, si ya era un tema, con perdón de la expresión, bastante manoseado por la prensa, incluso, internacional.

Se trataba del caso de Grace Elizalde Benavides, la niña regia que padecía 400 ataques de epilepsia por día y que, gracias a la lucha incansable de sus padres, se había convertido en la primera mexicana en usar mariguana medicinal.

Qué más podía hacer yo, si todo estaba dicho.

Así pasé varias semanas, penando, pensando y entre que pensaba y pensaba me fui a Monterrey, para platicar con Mayela, la madre de Grace, una ingeniero industrial dedicada a su hija de tiempo completo.

Durante la entrevista Mayela me platicó del Centro Regiomontano de Educación Especial (CREE), la escuela a donde asistía Grace y a mí se me prendió el foco.

Varias mañanas después estaba yo con Grace y sus compañeritos, en una aula del CREE.

Entonces supe lo que era pasarse una mañana con Grace en su escuela, eso era lo que no había reportado la prensa nacional e internacional.

Las horas que permanecí ahí, cinco, un turno, porque no me dejaron más, vi cosas que nunca había visto.

A 10 niños con discapacidad intelectual profunda, que no hablaban, no caminaban, usaban pañal y no podían comer por sí solos, atendidos por cuatro pacientes maestras que les impartían diversas terapias.

Eran, junto con Grace, los excluidos del sistema educativo regular, los niños a los que nadie quería.

“Es una vergüenza que estemos luchando por el derecho a la salud de nuestra hija, cuando deberíamos estar peleandonos por lograr su inclusión”, dijo una vez en un evento Raúl Elizalde, el padre de Grace.

Esa mañana vi a Grace luchando como una guerrera, entre terapia y terapia, entre espasmo y espasmo.

Fueron para mí, cinco horas de martirio junto a esos niños y sus profesoras, que casi salí llorando, agotado, agobiado, de ver esos pequeños rostros marcados por el dolor.

Era una historia que nadie había contado. Una mañana con Grace en la escuela de Grace y a mí me gustó contarla.