Goodbye NAFTA (Carta del adiós)

Usted está aquí

Goodbye NAFTA (Carta del adiós)

Unos te llamaban simplemente TLC, otros más lo hacían por TLCAN. Del otro lado de la frontera te conocían como NAFTA. A final del día tu nombre era lo de menos, lo que en realidad importaba era que estuviste con nosotros. Tu presencia fue literalmente un parteaguas para la vida económica y política del país. No exageramos en absoluto cuando decimos que hubo un antes y un después de ti.

No te podemos negar que cuando llegaste hubo mucha incertidumbre al respecto. Las opiniones que se tenían en torno a ti eran totalmente encontradas en ambos extremos. Mientras la clase gobernante vendían la idea de tu llegada como la culminación de la era del subdesarrollo y el inicio de una nueva prosperidad digna de primer mundo, tus más acérrimos críticos sostenían que tu presencia aniquilaría la industria nacional, tras no poder competir con nuestros socios comerciales.

Nada de eso sucedió. ¿Quién se hubiera imaginado hace poco más de veintiséis años que un cuarto siglo después las exportaciones mexicanas hacia los Estados Unidos se multiplicarían por nueve? ¿Quién hubiera sido el valiente que se atrevería a pronosticar que años después de tu entrada en vigor, estaríamos peleando el primer lugar como socio comercial de la economía más poderosa del planeta?

Nunca olvidaremos que llegaste en un momento sumamente difícil para nosotros. La crisis de 1995 significó no solo un golpe duro para la economía de las familias y para la estabilidad del sistema bancario, sino que también puso en duda la transformación hacia una economía abierta y menos regulada que iniciamos una década atrás. De hecho, tu entrada en vigor meses antes, significó un impulso muy fuerte que ayudó a la economía mexicana a salir relativamente rápido de esa crisis.

Pero ahí no terminó tu aportación al país. Gracias a ti, la dinámica de desarrollo regional dio un giro de 180 grados. Se generó un nuevo polo de desarrollo en la franja fronteriza norte y otro más en el centro del país, fuera ya de la capital. Ello implicó convertirnos con el paso de los años en una potencia exportadora en sectores como el automotriz, electrónico y agroalimentario, entre otros.

Gracias a tu entrada en vigor, nos vimos obligados a contar con una Ley de Competencia Económica, que hasta ese entonces, increíblemente no teníamos. Ese es otro legado que nos dejas, además de haberte constituido como un arreglo jurídico que brindó certeza y confianza a los inversionistas para venir al país.

Se te extrañará, tanto por todos aquellos beneficios que derramaste durante tu vigencia, como porque quien viene en tu lugar es un arreglo comercial proteccionista y restrictivo.

Algún día el tiempo te dará el lugar que mereces en la historia. Cuando por fin se logre entender los beneficios que conlleva un comercio mundial libre de restricciones.

Guillermo E. Garza De La Fuente
Economista y
Catedrático de la Universidad La Salle Saltillo
@guillermo_garza