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Gobernador: en política los equilibrios deben inducirse estructuralmente
Una forma de faltar al respeto el Jefe del Ejecutivo al Poder Legislativo es que aquel, el Ejecutivo, influya para que se elija como presidente del Congreso a alguien “maleable” para que cabildee con los demás diputados y logre su apoyo a las iniciativas que les envíe.
Sea dicho lo anterior en virtud de que Marcelo Torres Cofiño, diputado por el Partido Acción Nacional (PAN), ha sido escogido para que pastoree a los parlamentarios hasta diciembre de 2020 en la Comisión permanente, hasta que los nuevos diputados empiecen su periodo en enero de 2021, y se puedan lograr seis meses de una tranquilidad y seguridad legislativa.
Digo lo anterior tomando en cuenta que Torres Cofiño se sabe manejar con el Ejecutivo del Estado, pues el adosamiento con él lo hace ser una compañía confiable que es capaz de hasta ir con él a coronar a la flor más bella del ejido, pero desde luego que esa actividad tiene sus retribuciones de alguna forma.
Señor Torres Cofiño, los próximos seis meses serán seguramente los últimos en que pueda acceder a un lugar, por lo menos aquí en Coahuila, que sea del mismo nivel del gobernador y del presidente del Poder Judicial.
Usted, como presidente del Congreso del Estado, no puede presumir que realmente sea un freno o un contrapeso del Poder Ejecutivo, pues su amistad con el titular deriva por ser conocidos como coterráneos, por lo que privilegian esa cercanía y la aprovechan, sobre todo el Ejecutivo para lograr que los acuerdos sean aceptados y todo marche sobre ruedas.
Por lo menos, al parecer, el Congreso terminará la legislatura presente sin aspavientos pues a veces, o por lo general, el Ejecutivo muestra su bondad y disipa acciones que cubren desavenencias entre curules borrando borrascas que debilitan su periodo gubernamental.
Ya lo sabemos, la legislatura se compone de un grupo heterogéneo conformado por diputados con diversas ideologías hasta donde les conviene, pues es muy fácil cambiar de partido sin que les importe la doctrina anterior, pues primero son los intereses que les encaja en forma personal, desechando ideas fundamentales que caracterizan la forma de pensar de una persona o de un grupo.
No es deseable que en el Pleno del Congreso prevalezca una ideología relativista en el sentido de excluir a los que tienen una concepción diferente de la dominante, ya que se debe tener la madurez y la sapiencia de aceptar lo que se debata y la aceptación de que lo que se discuta esté revestido de justicia.
Señor Torres Cofiño, recuerde que usted debe hacer prevalecer una democracia representativa y convocar a los legisladores para que ejerzan la soberanía, cuya propiedad es del pueblo que se las confió a ustedes por votación de manera directa.
Si por alguna circunstancia la legislatura que inicie en enero de 2021 la encabeza Eduardo Olmos, al mismo tiempo estará como Presidente del Poder Judicial Miguel Mery y en el Ejecutivo Miguel Riquelme, lo que representará un triunvirato que será el que decida todo lo relacionado con la actividad pública del Estado, lo que provocaría un desequilibrio de fuerzas políticas en la que no participarán personajes de las demás regiones de Coahuila, pues los mencionados acarrean la marca de la laguna, y eso da lugar a discriminaciones políticas que sólo son atribuidas al gobernador que está sentado en la silla que le acercaron los votantes de Saltillo, lo que constituye un desprecio arropado por una subestimación que no se esperaba.
La actual administración estatal está terminando su tercer año casi a la mitad del periodo, sólo le faltarían tres de los cuales del anterior al último se utilizará al proceso electoral una vez que sea elegido el candidato que juegue por la gubernatura. Sin embargo, el séptimo año será el más peligroso.
En tres años más (2023) estaremos votando por el nuevo gobernador y diputados locales, y ahí mediremos cómo le iría al Partido Revolucionario Institucional (PRI) si nuevamente salva la elección.
Se lo digo EN SERIO.
@aguirreperalesf