Gilberto Lozano y el Frente Nacional

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Gilberto Lozano y el Frente Nacional

¿Quién es Gilberto Lozano? ¿De donde surge el “Frente Nacional”, mejor conocido como FRENA?, pero popularizado con dos “A” añadidas, como Frente Nacional Anti AMLO, FRENAAA. A estas alturas proliferan datos, dichos, hechos y rumores acerca de esta agrupación. Puede accederse a su página de internet, frena.com.mx, para la versión oficial, y a lo que afirman de ella sus detractores o simpatizantes, en las redes sociales.

Gilberto Lozano fundó en 2009 el Congreso Nacional Ciudadano. Debemos de suponer que fue como reacción al rumbo errático que tomaba la transición a la democracia. Desde esa plataforma denostó a todos los políticos y descalificó a todos los partidos, aunque como organización, estaban aislados y con muy poco impacto en la opinión pública.

Para conocer la eficacia de un movimiento es necesario medir si logra captar o no la atención del adversario y de su clientela política; el movimiento es eficaz cuando se responde a sus ataques y cuestionamientos, cuando suma adeptos. Durante el sexenio anterior, Lozano empezó a llamar la atención de cierto público, pero no consiguió superar su condición de “norteño aguerrido”, vociferante y discursivamente amenazante.

Su proyección cambió de escala durante estos dos años de gobierno de López Obrador. Ahora sí se ve, sí se le menciona en los círculos políticos y en los medios. Ahora sí, empiezan a preocupar sus formas o cuestionarse su origen. En su entorno se agrupan quienes todo le justifican, y en sus alrededores puede verse a sus detractores que le reprochan todo. Sin duda, Lozano ya logró su primer objetivo: captar la atención de López Obrador y, por lo mismo, ingresar al primer círculo de los opositores a la 4T. Está en la mesa, los otros jugadores lo reconocen, puede jugar y trae fichas.

Me llama la atención cómo llegaron a la mesa principal del juego político. A mi parecer llegan con una fuerza que radica en dos elementos fundamentales:

1.- La debilidad y el descrédito de la oposición partidista. Aunque López Obrador cuenta con el apoyo de más del 50 por ciento de los mexicanos, 56 por ciento según la última encuesta de Mitofsky publicada por El Economista, haciendo a un lado a los desinteresados en la “cosa pública”, buena parte del 45-48 por ciento de la población, no está dispuesta a reconocerle absolutamente nada. En este escenario polarizado, la masa opositora busca líder y, hasta ahora, no lo ha encontrado. A ello apuesta Lozano y empiezan a escucharle.

2.- La forma de ejercer su oposición. Aunque dice que su movimiento es pacífico, su lenguaje duro y violento lo desdice. Podrá desagradar al sector que no gusta de la polarización política y social, pero agrada a muchos otros. Lozano no busca ni tiene interés por el centro del espectro político. En su página de internet difunde una clara declaración de guerra “pacifica”, contra la izquierda, el Foro de Sao Paulo, Morena y López Obrador.

Tanto sus ataques, como sus referencias al “pensamiento” de la extrema derecha no dejan lugar a dudas. Utiliza palabras como “dictador” o “comunista”, para calificar al presidente López. No repara en insultos, en palabras altisonantes, en “maldiciones” como dirían los niños. Su discurso es algo nunca visto en México. Pretende que AMLO deje la Presidencia, poco le importa el origen democrático de la elección del Presidente.

Su discurso rupturista está de moda en el mundo entero, se llama populismo y gusta a muchos opositores de López Obrador, y los partidos tradicionales no se atreverían nunca a utilizarlo. Al igual que al Presidente, poco le importan los datos duros o la verdadera dimensión de sus adversarios. El éxito del mensaje radica en apelar al hígado de la sociedad. Al coraje y el resentimiento social.

Es muy temprano para decir si Gilberto Lozano será capaz de convertirse en un Trump o Bolsonaro mexicano. ¿Quiénes forman su clientela, quiénes lo patrocinan? ¿Se convertirá en el depositario del poder tras el pendulazo post4T? Presenciamos un vertiginoso ascenso de la derecha radical, desde Europa hasta Brasil, ¿está México en la cola? Lo que sí sabemos y vemos es la radicalización discursiva del Gobierno, la correspondiente reacción del 45-48 por ciento de sus opositores ciudadanos y el vacío producido por la oposición partidista tradicional que simplemente no entusiasma.