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‘The Get Down’: Melodrama musical con estilo
Calificación: 7.7 de diez
Baz Luhrmann es mucho de todo. Mucha música y mucha producción, como sacada de una elaborada sesión de fotografías para alguna revista de moda. Grandes multitudes, cortes rápidos y un drama clásico llevado al extremo. Este director australiano es como un realizador de lacrimógenos melodramas, pero con gran estilo. Visualmente, nada de lo que haga se verá mal. Creo que tampoco se escuchará mal, en cuanto a la música se refiere. El Bronx de finales de los 70 debería ser un lugar ideal para que el director explote toda su creatividad y así lo es. El resultado es su primer serie para Netflix, “The Get Down”, un viaje cautivador a este submundo, con todo el estilo que sólo este cineasta es capaz de conseguir y que sin él se vendría abajo a pedazos.
La serie trata sobre varios jóvenes que viven en la miseria del Bronx en 1977, pero principalmente uno: Ezekiel Figuero. Con un indudable talento para el hip-hop, el joven conocerá a Shaolin Fantastic y ambos deberán abrirse paso en un mundo donde este género musical todavía no es popular, aprendiendo a sacar rimas de lo más profundo de las entrañas y a tocar discos con gran maestría, como si se tratara de una disciplina de artes marciales. A la par vemos a Mylene Cruz, de quien Ezekiel está enamorado, cuya hermosa voz busca triunfar en la industria, pero tiene como obstáculo un padre pastor de una iglesia pentecostal. Ellos, y otros, buscarán alcanzar sus sueños en un mundo lleno de pobreza, muerte, corrupción y organizaciones criminales.
Pero no dejé que anterior sinopsis lo engañe. No se trata de ningún relato oscuro y deprimente. Todo está lleno de color y vida, gracias a Luhrmann. Y si no sabe de quién estoy hablando, tal vez le suenen mejor nombres como “Romeo + Julieta” (1996) o “Moulin Rouge!” (2001), sus dos obras más sobresalientes. Él es creador de la serie y además dirige el primer episodio, que con una hora y media nos empuja de una patada a este universo, que parece en partes iguales un mundo anclado perfectamente a la realidad que refleja y un cuento de hadas, donde todo es un sueño o una pesadilla. La cualidad fantástica y la imaginación con que se nos retrata la lucha de estos jóvenes y su amor por la música son el corazón de la historia.
La trama, en sí, por su parte, es bastante sencilla. Simplona, podríamos llegar a afirmar. Un chico soñador, una chica soñadora, ambos enamorados. Y mucha música increíble de fondo. Pero hay algo, una energía oculta, algo que no podemos alcanzar a definir, pero que saca esta historia clásica y le da otra tonalidad que se siente fresca y muy dinámica. Quiero pensar que es algo más profundo, pero conforme lo pienso me parece que son sólo dos cosas muy obvias: la gran producción, la buena música y cómo está montada, es decir la edición. Algunas escenas son como videos musicales muy bien realizados y eso basta para atraparnos.
Uno podría decir que los personajes son cuadrados. Ezekiel (Justice Smith) es el clásico héroe trágico que encuentra su pasión. Shaolin (Shameik Moore) es el estereotipado guerrero, que incluso se retrata como un fanático de kung-fu, capaz de saltar entre edificios, pelear con gran habilidad y ser toda una leyenda del Bronx. Mylene (Herizen F. Guardiola) es la chica linda, talentosa y casi sin un solo defecto. Podríamos calificarlos como personajes unidimensionales. Pero, a veces, mantener las cosas sencillas puede funcionar. No puedo decir que me sienta particularmente interesado por estos personajes, ni lo que les sucede, pero su viaje está contado de tal manera que se vuelve muy atractivo.
Aunque sé que tal vez la trama no vaya a tomar ningún giro inesperado, sé que en cualquier momento van a presentar un excelente número musical o alguna secuencia interesante. En pocas palabras, imagine que esta serie no estuviera hecha por Baz Luhrmann. El asunto cambia por completo. De hecho, podemos verlo en menor escala. Luhrmann sólo dirige el primer episodio y no es nada raro que éste sea el mejor logrado de todos. Al resto les falta algo, aunque si bien intentan mantener el ritmo y estar a la altura, no lo consiguen. Claro, esto no quiere decir que sean malos, pero lo que quiero decir es que la historia y sus personajes se prestan para pasar desapercibidos en un musical genérico, pero aquí son algo más. Algo al menos visual y musicalmente atractivo.
Lo que sí podría ser un defecto, es que la serie corre peligro de perderse. De volverse demasiado “normal”, por decirlo de alguna manera. Existen momentos demasiado convencionales, que de pronto me hicieron pensar que estaba viendo una telenovela. Esta historia necesita mucho color, meter números musicales alocados entre escenas y arriesgarse tanto como pueda. En ese sentido es, hasta cierto punto, algo tímida en cuanto a las cosas que puede hacer. Todo tiene potencial con la energía adecuada. Y eso es algo que no debe perderse: la energía. El hip-hop llegando por todos lados, el disco en estampida con llamativos colores. Esta serie debe estar saturada como las paredes llenas de graffiti que retrata.
Otra cosa que hace muy bien, es mezclar imágenes de archivo reales de la época, con la ficción. Con esto hace un muy buen trabajo para sumergirnos en aquellos años, sin mencionar los vestuarios y escenografías que se sienten muy reales. Por su época y temática, esta serie podría ser una versión mejorada de “Vinyl”, aunque me cueste admitirlo, porque yo era muy fan de esta serie de HBO producida por Martin Scorsese, que decidieron cancelar este año, dejándole sobrevivir apenas una sola temporada. Pero sí, “The Get Down” tiene buena música y buena producción para mantener a cualquiera entretenido, y cuenta mejor las cosas. Con todo y sus ratos flojos, los momentos sorprendentes tienen suficiente peso para quedarnos y pedir más.
El dato
> Creador: Baz Luhrmann
> Elenco: Justice Smith, Shameik Moore, Herizen F. Guardiola, Jaden Smith, Giancarlo Esposito, Jimmy Smits.
> Género: Musical
> Temporada: 1 (primera parte)
> Episodios: 6
> Dónde: La serie se puede ver completa en Netflix.