Geraldine, un ejemplo de vida

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Geraldine, un ejemplo de vida

Feliz. Geraldine es la alegría de su hogar, pues sus padecimientos no le impiden correr, jugar, cantar o bailar como una niña normal. / Alejandro Tomatsu
Tras 5 cirugías en sus 5 años, esta alegre pequeña vive con sólo la mitad de los latidos normales para un niño

Geraldine Suárez es una niña alegre y risueña que ha sido intervenida quirúrgicamente en cuatro ocasiones por problemas del corazón y una de un ojo, pero ni eso, ni el hecho de que vive sólo con la mitad de los latidos normales para el corazón de un niño, le impiden correr, jugar, cantar o bailar: vive su vida normal gracias al amor y apoyo que le brindan su madre y abuelos.

Ana Gabriela Suárez Macías, madre soltera de dos hijos, contó que, después de 20 años de haber tenido a su primer hijo, se dio cuenta que estaba embarazada por segunda vez. Fue un embarazo normal, sin complicaciones, el ginecólogo siempre aseguró que la niña no tenía ningún problema.

Pero el 3 de diciembre de 2010, cuando Geraldine nació, los doctores se dieron cuenta que tenía Síndrome de Down, aunque hasta ese momento todavía no había ninguna dificultad, las preocupaciones y sustos vinieron unos cuantos días después.

“Semanas después de que nació la llevamos con un cardiólogo para que la revisara. Sólo era chequeo porque nadie había detectado que tenía soplos en el corazón, y el órgano era más grande de lo normal. Eran seis soplos, como rasguños. Dos eran de importancia, había unos de tres milímetros que le cerraron solos, y uno de siete milímetros. El de siete se le abrió hasta un centímetro, si no nos hubiéramos dado cuenta a tiempo, ella ya no estaría aquí”, contó Ana.

LA PRIMERA INTERVENCIÓN
Debido a la gravedad del soplo que tenía en el corazón, el 26 de agosto del 2011, apenas con ocho meses de nacida, Geraldine fue intervenida por primera vez. 

La cirugía consistía en colocarle un “parche” en la herida de un centímetro que tenía en el corazón. Al principio parecía que había sido un éxito, después de unas semanas, los doctores notaron que ese “parche” no funcionaba de manera correcta y la volvieron a operar.

“Como la primera cirugía no había funcionado, tenían que operarla otra vez para colocarle un marcapasos, pero en el hospital no tenían”, contó.

El doctor que atendió a Geraldine para la primera cirugía contactó a Ana Gabriela con la asociación Heartbeat International, que se comprometió a regalarle todo el medicamento que necesitará el resto de su vida, y que le consiguió gratis el marcapasos con la empresa Biotronics. 

“Le integraron el marcapasos, le funcionó muy bien, pero el marcapasos no tenía el cable, fueron los encargados del programa ‘De corazón a corazoncito’ del DIF estatal, quienes le consiguieron el cable. Se lo pusieron a la niña y fue dada de alta en diciembre del 2011”, narró.

Le andábamos consiguiendo el cablecito (al marcapasos) y no lo conseguimos, costaba 26 mil pesos y yo de dónde los sacaba”
Ana Gabriela Suárez, madre de Geraldine

Apenas tenía un año de edad y ya había sido intervenida en dos ocasiones. Pero en agosto del 2012, luego de que los latidos del corazón de Geraldine se redujeron significativamente, su médico del Hospital del Niño detectó que el cable del marcapasos no funcionaba, por lo que tenía que entrar a quirófano por tercera vez.

“El director del CRIT me dijo que él lo donaba, me lo entregó y yo sólo pagué 20 pesos”, recordó.

LA OPERAN DE CATARATAS
En el 2013, Geraldine tenía tres años y su madre se dio cuenta que su hija tenía cataratas. El 19 de diciembre fue intervenida por cuarta vez, en la que con cirugía por láser le quitaron la catarata del ojo derecho.

La niña siguió su vida normal, pero a finales del 2013 se le hizo un absceso en el ombligo. Resultó que el cable del marcapasos se le había infectado, de no ser operada por quinta vez, la infección podía llegar al corazón y causar la muerte.

Entonces los doctores decidieron quitarle el marcapasos y sólo dejarle una válvula, por si la niña necesita usar nuevamente el aparato.

Sin el marcapasos, el corazón de Geraldine le da vida sólo con 42 latidos por minuto, cuando el número normal de latidos del corazón de un niño es de 120 por minuto, pero esto no es impedimento para que Geraldine pueda disfrutar al máximo de este Día del Niño.

Su madre y abuelos buscan los recursos para una sexta cirugía y eliminarle la catarata del ojo izquierdo.