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Gennady Golovkin, el kazajo que es adoptado por el pueblo mexicano
Existe una conexión "íntima", entre Gennady Golovkin y México.
Tras hacerse famoso en su pelea ante el puertorriqueño, Gabriel Rosado, disputada en Estados Unidos y haber estado en el anonimato durante su andar por Alemania, Max Kellerman de HBO le pidió a Golovkin que describiera la mano derecha que derribó a su oponente y cómo él, a pesar de ser golpeado, permaneció de pie.
"Max", respondió, con una sonrisa siniestra en su rostro, "este es mi estilo, como el estilo mexicano. Esto es pelea. esto no es sólo un juego".
Eso fue a finales de julio de 2014 en el Madison Square Garden. Menos de tres meses después, Golovkin luchó por primera vez en el sur de California frente a una multitud en gran parte mexicana. "Fue uno de esos momentos que crea escalofríos", recuerda Tom Loeffler, promotor de Golovkin.
Cuando Golovkin caminó hacia el ring, los fanáticos se pararon en sus asientos. "Triple G, Triple G", cantaron. Sin importar si el oponente de "GGG" fuera el mexicano, Marco Antonio Rubio. "Allí mismo, se podía ver que lo querían", dice Loeffler. "Creo que es por su estilo en el ring pero también por su carácter fuera de él".
El amor entre Golovkin y su gran cúmulo de admiradores de México no es nuevo. Que esos fanáticos "adopten" a un boxeador kazajo puede parecer inusual, pero la razón principal es la influencia del boxeo en la fanaticada azteca.
México tiene una rica tradición de boxeo. El deporte habla del machismo profundamente arraigado de la cultura. Mientras que un concepto problemático que muchos argumentarían ha tenido ramificaciones sociales dañinas, la verdad de las cosas es que de ahí proviene el estilo mexicano, del que "presume" Golovkin. El kazajo gusta de ir directo al rostro, golpe tras golpe, y como arma maestra, el gancho al hígado, puro de la forma azteca de usar los guantes.
Abel Sánchez, el entrenador de Golovkin, es el hombre que le enseñó a su alumno dicho estilo. Ese proceso comenzó casi tan pronto como Golovkin ingresó al gimnasio de boxeo de Sánchez en 2010.
Sánchez se sentó con Golovkin y le reprodujo un video de Julio César Chávez, en su pelea contra Edwin Rosario. Ambos vieron a Chávez desmantelar a su oponente: vieron cómo, paso a paso, Chávez derrotó al campeón defensor. Y al hacerlo, Rosario sintió esa agonía del ataque de Chávez.
"Cuando le mostré ese video, le pedí que me diera tres años sin interrupciones, sin ningún tipo de preguntas", recuerda Sánchez. "Le prometí que en tres años lo haría el mejor peso mediano del mundo, un campeón mundial invicto, y nadie querría pelear con él. E iba a tratar de moldearlo como (a Chávez)".
Chávez personifica el estilo mexicano. Tiene el atractivo de Robin Hood, de un trabajador azteca; incluso si ganara millones de peleas, aún podría pasar como un hombre pobre que acaba de tener dinero. Esa distinción es vital. Es la diferencia entre un héroe popular y una estrella.
El kazajo es un poco más el primero. A pesar de que ahora tiene patrocinios importantes, se lo considera alguien que, literalmente, luchó para llegar a la cima sin tener un descanso importante. Alguien que vino a los Estados Unidos sin saber el idioma y que se vio obligado a rehacerse.
"Golovkin es como ese mexicano que vino aquí, cruzó la frontera, se rompió el culo", aseguró el exboxeador Salvador Carrillo. "Él es el epítome del trabajo duro. Por eso muchos de nosotros empatizamos con el tipo".
Actualmente dueño del podcast "The Boxing Rundown", Carrillo también creó una camiseta que muestra la cara del kazajo impuesta en una icónica portada uno de los álbumes del cantante culichi Chalino Sanchez. Lo hizo antes de la primera pelea de Golovkin en el sur de California. La camiseta muestra a Chalino, con el rostro de "GGG" encima del suyo", cargando su arma. Encima, la frase "mexicanos para Golovkin".
Carrillo eligió a Chalino porque es una referencia moderna con la que se relacionan algunos mexicanos y estadounidenses. "Golovkin le tiene ese aspecto aterrador", explica Carrillo. "Es ese tipo malo por el que quieres arraigarte. Es tu Pablo Escobar, tu 'Chapo'".
En otra camiseta usando la imagen del Golovkin, Carrillo lo muestra con bigote y una camisa abotonada que es una parte inconfundible de la moda de narcos que Chalino ayudó a inspirar, la misma que se puede ver en la tira de Las Vegas. "Chapolovkin", una frase como referencia a "El Chapo" Guzmán, se extiende por encima de la cabeza de Golovkin.
Que el estilo agresivo de Golovkin lo hace un favorito entre los fanáticos mexicanos no es sorprendente. Lo que es sorprendente es cómo ha mantenido esa base incluso cuando, por segunda vez, está a punto de enfrentarse a Saúl "Canelo" Álvarez, en el papel, el mejor boxeador actual del país, con los títulos mundiales WBA y WBC.
Sobre el tema, un fanático mexicano, Kevin Toledano, que voló el miércoles desde Houston, compra un sombrero de Golovkin. "Me ha gustado "Canelo" antes, y todavía creo que es un gran boxeador", explica. "Pero ya no lo aplaudo más porque siento que toda la fama se le subió un poco a la cabeza".
Fuera de la tienda, frente al ring, otro seguidor, Geovany Ortiz, viste la camiseta de la Selección Mexicana. Es un fan de "Canelo" pero entiende por qué hay tantos de la herencia mexicana que no. "Sabemos que es un buen boxeador mexicano", dice Ortiz en español, "pero cuando tiene que pelear, no lo hace. Y la gente pierde la paciencia".
Al lado de Ortiz está Belen Rosales Hernández. Mientras que Ortiz explica que "Canelo" debe tener una mentalidad más ofensiva para esta pelea, ella está al 100 por ciento a favor del jalisciense. "Apoyo a Canelo", dice en español. "Sé que va a ganar. Lo va a noquear como lo prometió. Vamos México".
Las vidas de ambos púgiles es de claroscuros. Si durante la mayor parte de su carrera Golovkin peleó en el anonimato, Álvarez ha hecho todo lo contrario. Ungido como la estrella del boxeo desde su adolescencia, disfrutó de los beneficios de esa etiqueta. Y si las continuas frustraciones de Golovkin con la política del boxeo lo dejaron pensando en una jubilación anticipada, Saúl ve como una fuente ilimitada de trabajo dicho deporte. "Siento que nací para esto", dijo cuando tenía 20 años.
Al igual que su estilo de lucha, "Canelo" es inteligente y calculador. Aunque, existe la percepción de que él representa la idea de que los mexicanos no pueden alcanzar tan fácilmente el sueño que el obtuvo. A diferencia de Golovkin, "Canelo" vive inmerso en el beneficio de la duda, pues los mismos paisanos aún no creen que sea ese boxeador que ponga en alto la bandera tricolor.
El mexicano es una estrella innegable. Con su estilo costoso y soberbio, en ciertos casos, se ha hecho compañía con personas como Carlos Slim, Bill Clinton y un puñado de las más grandes estrellas populares en México. El rostro y el porte del jalisciense no encajaría en una portada de Chalino.
Por irónico que parezca, encaja más la figura del kazajo, un boxeador extranjero que se dice tener sangre mexicana.