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¿Ganar o perder? La vocación de ser madre
Antes que nada, quiero hacer un gran agradecimiento y reconocimiento a todas las mamás que celebraremos este domingo. Y no quiero decir que solamente hay que reconocerlas una vez al año, sino cada uno de los días que merecen nuestra admiración y gratitud. ¡Muchas felicidades por su día! Ser madre es una vocación de donación, y no hablo solamente de dar vida, sino que es una entrega incondicional y completa hacia los hijos, hasta dar su propia vida por ellos. Sin embargo, observo con gran preocupación que muchas muchachas jóvenes no desean vivir esta vocación por la siguiente creencia de perder:
- “Si soy madre perderé mi libertad”.
- “No quiero ser mamá y esclavizarme a un niño toda mi vida”.
- “Me encanta salir con mis amigos y a fiestas, y con un hijo perderé la oportunidad de divertirme”.
- “Ay, qué flojera levantarme para darle de comer al bebé”.
Entiendo perfectamente la disyuntiva que viven muchas mujeres entre elegir tener una vida de mayor libertad y desarrollo profesional, y una vida más ligada a una familia y su atención. La Dra. Martha Beck, socióloga americana y coach de vida, en su libro “Breaking Point: Why Women Fall Apart and how They Can Re-create Their Lives” (Punto de ruptura: ¿Por qué las mujeres se desmoronan y cómo pueden rehacer sus vidas?) escribió que muchas mujeres sufren para reconciliar valores contradictorios. Afirma que, por un lado, muchas mujeres están dispuestas a sacrificarse por el bien de su familia. Pero por el otro, hay mujeres que quieren alcanzar sus sueños y la familia puede ser un obstáculo. Las mujeres que adoptan la identidad de mártires en pro de sus hijos, tarde o temprano manifestarán resentimiento y hasta depresión. Las mujeres que aceptan la vocación de ser madres no deben percibir la maternidad como una pérdida o privación. Claro que habrá sacrificios, pero esto no significa que olvidemos luchar por los sueños. Se puede encontrar un balance y sin culpabilidad. En el año 2016 se realizó un estudio al sur de California y encontró que la mayoría de las mamás tenían un nivel muy alto de culpabilidad porque el trabajo interfería en su rol de ser madres.
No soy madre, pero en mi consulta privada veo muchas mamás que buscan ser reconocidas y premiadas por el sufrimiento. Por un lado, son mártires que experimentan dolor por el bien de los demás. Y por el otro, buscan la gloria en su sufrimiento. Toda mamá debe vivir su elección y su vocación con plenitud y firmeza. Si la mamá decide dedicar su vida completa, 24/7, a la familia ¡excelente! O si elige un balance entre familia-trabajo ¡muy bien!
Durante esta pandemia necesitamos mamás fuertes y resilientes que nos enseñen a superar cualquier crisis con su valor y ejemplo. Nuestros hijos son un espejo de lo nosotros somos. Si ven padres en armonía, veremos hijos muy unidos en este aislamiento. Necesitan ver madres con determinación y esperanza para hijos que anhelen luchar con coraje y con un sentido de vida significativo, con la confianza del amor incondicional de mamá. Muchas felicidades este domingo y todos los días del año al ser que da y dio todo su ser a nosotros.