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Game of Thrones 8x03: ¿Qué le decimos al dios de la muerte?
¡Ganaron! Contra todo pronóstico y luego de uno de los más largos capítulos de Game of Thrones a la fecha —una hora y 22 minutos— las posibilidades de victoria parecían a cada minuto menores y justo cuando el Rey de la Noche estaba por obtener lo que buscaba murió a manos de la persona menos esperada.
Pero no nos adelantemos. Los pasos para llegar a ese punto fueron largos, rápidos pero largos. El episodio inició con la llegada de Melisandre. La Mujer Roja advirtió que volvería antes de que todo terminara y así lo hizo. Calmada y con los Caminantes Blancos pisándole los talones salió de entre las sombras y entro al castillo de Winterfell para ayudar en la batalla.
Muchos ya auguraban que regresaría en este momento, pero pocos se imaginaban qué rol cumpliría.
Lo primero que hizo fue encender la luz. Game of Thrones ha tenido la mala costumbre de tener escenas muy oscuras y aunque esto funciona para encuentros íntimos entre unos cuantos personajes a luz de vela para secuencias de acción resulta muy molesto, afortunadamente la bruja prendió en llamas los sables de los Dothraki, quienes liderarían la carga junto a Jorah Mormont.
Desafortunadamente, a pesar de esta mejora ninguno sobrevivió a la carga y cayeron rápido ante el enemigo, salvo unos cuantos, entre ellos el fiel caballero de Daenerys, quienes regresaron al castillo a esperar el contraataque.
Dany, incapaz de ver a sus súbditos sucumbir con tanta facilidad, se lanza al ataque a pesar de que debía esperar y aunque entre ella y Jon, montados sobre sus dragones, logran acabar con unos cuantos soldados enemigos, los generales de los Caminantes Blancos convocan una onda gélida que cubre la visión de todos.
Esto repercute durante toda la pelea, pues se les dificulta a ellos proporcionar ayuda aérea. Una vez que los no-muertos comienzan el ataque sucede la primera de las casualidades entre los protagonistas, la de Edd, quien descuida su espalda por salvar a Sam, pero ya al tener a todos los monstruos tan cerca deciden activar las trampas que les vimos preparar, con trincheras llenas de pinchos y madera para prenderle fuego.
Sin embargo, la señal para que los jinetes dragón encendieran la trampa es invisible entre la ventisca, por lo que Melisandre sale al campo de batalla, protegida por una corte de Inmaculados, y utilizando el mismo hechizo de antes logra que los Dany y Jon no pudieron —en el proceso dándole un poquito más de luz a las escenas—.
En el Bosque de los Dioses, luego de perdonar a Theon por sus acciones y recalcarle como a Jamie que sin ello ninguno estaría donde está, utiliza sus poderes y posee a un grupo de cuervos, con los cuales avisa de su posición al Rey de la Noche, quien sobrevuela el campo de batalla sobre el muerto Viserion.
La trampa de fuego es insuficiente pues la cantidad de no-muertos es tal que unos cuantos se sacrifican para hacer un puente a los demás, de los cuales otros tantos utilizan sus cuerpos para crear una pila que les permita escalar los muros de Winterfell, sobre los cuales ni Jaime, ni Brienne, ni Gusano Gris ni ningún otro de los personajes puede detenerlos.
Sandor Clegane y Beric Dondarrion ven a Arya perseguida por muertos luego de perder su nueva arma ante una horda de ellos y van al rescate, justo en lo que la puerta principal es destruida por un gigante del enemigo, que acaba con el grupo liderado por la joven Lyanna Mormont.
A pesar de que el monstruo la arroja con fuerza y resulta herida se levanta decidida a acabar con su rival, metros mucho más grande que la niña. Obviamente la joven no representa amenaza alguna y la levanta con facilidad del suelo y mientras comienza a apretarla con fuerza, matándola, en su último aliento logra clavar su daga de vidriagón en la frente del gigante, aniquilándolo también.
En el aire Jon y Dany se enfrentan en una batalla aérea contra el Rey de la Noche que culmina con los tres dragones severamente lastimados y el gélido enemigo despojado de su montura, cayendo al vacío.
Luego de que Beric se sacrifica Sandor y Arya se encuentran con Melisandre en uno de los cuartos del castillo, quien le recuerda a la joven asesina que ella había predicho que se volverían a encontrar antes del final y que en su futuro veía la muerte de ojos cafés, ojos verdes y ojos azules, lo que la pone nuevamente en acción y sale de la habitación sin decir más.
En tierra Jon ve al Rey de la Noche andar rumbo al Bosque de los Dioses y se acerca para interceptarlo pero él pronto da media vuelta y con un gesto de sus manos levanta a los caídos, incluidos todos los personajes muertos hasta ese punto y a los ocupantes de las criptas de Winterfell. En efecto, las teorías de que no era un lugar muy seguro eran ciertas.
Ahí abajo Sansa y Tyrion, acompañados del resto de los personajes incapaces de pelear como Missandei, Gilly y Varys —y la niña de la cicatriz del episodio pasado— discuten sobre si no serían más útiles arriba y recuerdan la época en que fueron marido y mujer, llegando a considerar si su matrimonio habría resultado, pero una vez que los muertos se levantan el caos comienza y ellos deben huir por sus vidas.
Jon se ve envuelto también entre los nuevos reclutas del ejército enemigo pero cuando parece que es demasiado para él Dany lo salva y lo insta a ir a ayudar a Bran, quien está protegido tan sólo por Theon y sus hombres y no les está yendo muy bien, pero al aterrizar los muertos comienzan a escalar sobre Drogon y la derriban; el dragón vuela para quitárselos de encima.
Desarmada y sin experiencia de combate esto pareció el final de la Reina Dragón, sin embargo Jorah llegó al rescate y entre ambos comenzaron a mantener el terreno.
A partir de ahí comenzó una escena que poco a poco fue subiendo la tensión. Con una pieza musical de prominente piano, similar a la que precedió la explosión del Sept de Baelor en la temporada seis Jon busca hacerse paso entre las ruinas de Winterfell, la batalla aún persistente, para proteger a Bran, con Jaime, Brienne, Sam y todos los que aún sobreviven luchando por su vida; es en esta escena que Jorah, con graves heridas, continúa en pie defendiendo a su Khaleesi, aunque al final, cuando el Rey muere, sucumbe ante ellas.
Sin embargo, Viserion evita que pueda entrar al Bosque de los Dioses por lo que por un momento pareció que el Rey de la Noche ganaría.
A tan sólo unos metros de ahí Theon se da cuenta que no tiene esperanza alguna de ganar y despidiéndose de Bran busca matar al Rey de la Noche, quien ya está ahí junto con sus generales, pero es un esfuerzo en vano, pues el enemigo detiene su ataque, rompe su lanza y lo mata con su propia arma.
Con Jon incapaz de entrar y decidido a enfrentarse directamente contra el dragón de hielo para llegar a Bran y el Rey a centímetros de distancia de Bran la esperanza se agota hasta que de entre las sombras salta Arya y con la daga de acero valyrio que su hermano le entregó el capítulo pasado en ese mismo lugar y que años antes fue utilizada en un asesinato en su contra intenta matarlo, pero él se da cuenta de esto y la detiene en pleno aire, sosteniéndola por el cuello.
Ágil como sólo ella lo ha logrado deja caer la daga de su mano izquierda, la coge con la derecha y apuñala al Rey de la Noche en el vientre, haciéndolo no más que añicos de hielo, destruyendo con él a todo el ejército, incluyendo a Viserion, y salvando a todos los que aún estaban con vida.
Con la victoria en la mano Melisandre ve por cumplida su labor y al alba, entre los cadáveres de aliados y enemigos, camina hacia el horizonte, ante la mirada de Davos, se despoja de su collar de rubí que ocultaba su verdadera forma y muere, concluyendo uno de los mejores capítulos de Game of Thrones a la fecha, con tres más oportunidades para superarlo antes del final.