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FUUNDEC-FUNDEM: 10 años de una búsqueda incansable
El décimo aniversario de la fundación de un grupo que impulsa causas justas debe ser motivo de celebración. Al mismo tiempo, no puedo ocultar que los 10 años de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila-Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México (FUUNDEC-FUNDEM) nos interpelan porque nadie tendría que estar buscando a sus seres queridos. Las familias, que desde diciembre de 2009 se unieron para exigir la aparición de sus familiares desaparecidos y demandar justicia, mantienen hasta hoy en día viva su exigencia y son testimonio vivo de la fuerza del amor y de la tenacidad que les ha impulsado en esta búsqueda.
México debe reconocer la valentía de las familias, principalmente de las mujeres, que aun en los momentos de mayor violencia alzaron la voz para decirle a las autoridades y a la sociedad de Coahuila y de México que no se podía normalizar la desaparición de personas. En estos años han hecho frente a innumerables obstáculos y gracias al amor por sus hijas, hijos, madres, padres, hermanas, hermanos y parejas han logrado transformar el dolor y la incertidumbre en el motor de numerosas propuestas de cambio. Ellas fueron pioneras a nivel nacional en visibilizar las desapariciones cometidas en el actual contexto de violencia e inseguridad y en denunciar la ineficacia, la falta de voluntad de las instituciones y la complicidad de las autoridades.
Las familias unieron su denuncia a propuestas transformadoras con la intención de lograr que se busque efectivamente a todas las personas desaparecidas, que nadie más sea víctima de desaparición y que las instituciones públicas asuman sus responsabilidades para garantizar la verdad y la justicia. En esto, las ideas de las familias de FUUNDEC-FUNDEM continúan mucho más adelantadas que la realidad institucional del País, como muestran las propuestas para generar nuevas instituciones, fortalecer los mecanismos de búsqueda, atender la emergencia forense o la constante exigencia para ensanchar las vías de la justicia.
FUUNDEC-FUNDEM ha sido también un ejemplo para muchas otras familias en todo el País, que frente al desamparo en que se encontraban decidieron organizarse, acompañarse y articularse a nivel nacional. Hoy en México existe un movimiento social constituido por esas familias que han decidido alzar la voz y exigir el regreso de sus seres queridos a casa.
También es momento de reconocer el trabajo de quienes en estos años han arropado esta lucha. Mención especial merecen el Centro Diocesano de Derechos Humanos “Fray Juan de Larios” y la diócesis de Saltillo, en cabeza de su obispo Raúl Vera, que a lo largo de estos años han acompañado el dolor y la esperanza.
Para la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México (ONU-DH) el acompañamiento a las familias de FUUNDEC-FUNDEM ha sido un constante aprendizaje. Con su enorme capacidad de comunicar, de reflexionar, de proponer, las familias nos interpelan cada día a hacer más, a buscar nuevas formas de contribuir a transformar la realidad de los derechos humanos en México. Ellas nos han cambiado, tanto en lo institucional como en lo personal, en la búsqueda de ser útiles para atender uno de los mayores flagelos de México. El amor, la esperanza y la energía incansable de las familias nos obliga a quienes defendemos derechos humanos y debería obligar a toda la sociedad a movilizarse.
Desde la ONU-DH agradecemos a las familias de FUUNDEC-FUNDEM que nos hayan permitido acompañar una parte de esta incansable búsqueda de verdad y justicia y les reafirmamos nuestro compromiso, expresado por la propia Alta Comisionada durante su visita a Saltillo en abril de este año, de continuar trabajando junto a ellas. Invitamos a la sociedad de Coahuila y del resto del País a hacer lo propio y sumarse a la exigencia en favor de la justicia y la verdad que con tanta dignidad han enarbolado durante una década las familias de personas desaparecidas.
El autor es representante a.i. en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos