Fuerte demanda de energía frena la protección del clima

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Fuerte demanda de energía frena la protección del clima

La principal causa del calentamiento son los combustibles fósiles carbón, petróleo y gas. Foto Internet
La principal causa del calentamiento son los combustibles fósiles carbón, petróleo y gas.

Dos grados Celsius desde el comienzo de la era industrial. La temperatura de la atmósfera terrestre no puede aumentar más que eso si se pretende que los efectos sean controlables. Así lo acordó la comunidad internacional.

Desde el lunes, los Estados negociarán en la Cumbre sobre Cambio Climático de la ONU en París un acuerdo global. La principal causa del calentamiento son los combustibles fósiles carbón, petróleo y gas.

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Para cumplir el objetivo, deberían permanecer en tierra y no se podrían quemar. ¿Es eso realista dada la demanda de energía de la humanidad?

¿Cómo es la situación de partida?

Actualmente viven en la Tierra unas 7.300 millones de personas. El año pasado necesitaron tanta energía como la que producen 13.000 millones de toneladas de petróleo. El consumo de esta energía primaria de fuentes fósiles aumentó un 0,9 por ciento, un aumento relativamente bajo. En los últimos diez años el aumento del consumo global de energía aumentó en promedio 2,1 por ciento al año.

¿Cómo se cubre este consumo mundial de energía?

La fuente de energía más importante del mundo es el petróleo, que abarca un tercio del total. Sumadas, las energías fósiles suponen un 87 por ciento de la demanda mundial. La energía hidráulica supone el 7 por ciento y las energías renovables suman actualmente un 2 por ciento.

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¿Seguirá aumentando el consumo de energía o puede que también descienda?

No hay indicios de que el consumo de energía vaya a descender, si se toman como base las previsiones de organizaciones multinacionales y grandes grupos. La Agencia Internacional de Energía (AIE) en París estima, por ejemplo, que hasta el 2040 el consumo global aumente en un tercio. BP calcula un crecimiento del 37 por ciento entre 2013 y 2035. Eso supone 1,4 por ciento al año. Las posibilidades de ahorro en los países industrializados y una mayor eficiencia ya están contemplados en los cálculos.

 

Una embarcación impulsada por energía solar que participa en la travesía de la Fundación 'Race for Water' para sensibilizar sobre la preservación del agua de los océanos. Foto EFE

¿Por qué el mundo consume cada vez más energía?

En los estados industrializados el consumo de energía ya no aumenta más, pero por fuera de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCED) sí, sobre todo en los países emergentes. Un impulsor importante es el crecimiento de la población mundial. Ésta aumentará de los 7,300 millones actuales a 9,000 millones en 2040. Cada ser humano necesita alimento y energía. Cada vez más personas viven en ciudades y en las ciudades se demanda más energía que en el campo. Además, las personas se vuelven más ricas: Mientras la población mundial aumentará un 30 por ciento, el rendimiento económico aumentará un 140 por ciento hasta 2040. La clase media global podría más que duplicarse hasta 2030 situándose en 4,700 millones de personas. A su vez la cifra de coches hasta 2040 aumentará a 1,800 millones. Eso significa sumar un coche por segundo durante 25 años. Todo eso hace que aumente el consumo de energía: En 20 años serán 17,500 millones de toneladas de petróleo.

¿Se puede llevar a cabo este crecimiento del consumo de energía de manera neutral para el clima?

Desde el punto de vista actual, no parece. Hay indicios de un cambio de rumbo global. Así, la explotación de petróleo y gas se hace más cara y las energías renovables, más baratas. Pero eso no es radical. Según estima la AIE, hasta 2040 se invertirán 7,4 billones de dólares en energías renovables. Pero eso es sólo el 15 por ciento de la inversión total. Las energías renovables se utilizan sobre todo para el suministro eléctrico. Pero en la industria o para calefaccionar o como combustible para coches, barcos y aviones se siguen utilizando sobre todo combustibles fósiles.

¿Cómo evolucionará el consumo de energías fósiles?

El petróleo es la fuente de energía más importante aunque tendencialmente también es la más escasa. Su participación en el total disminuirá porque el consumo de petróleo crece de manera más lenta que el consumo total de energía. Actualmente el planeta consume 91 millones de barriles (de 159 litros) por día. En el año 2040, serán 108 millones de barriles. Pero sólo 80 millones de barriles serían compatibles con el objetivo climático. Y, a largo plazo, la idea es que no se utilice más petróleo. También seguirá aumentando el consumo de gas y de carbón. Cada una de las tres fuentes de energía fósil aportará en 20 años entre el 26 y el 28 por ciento del abastecimiento global, es decir, sumados supondrán el 82 por ciento. Las energías renovables sumarán apenas el 8 por ciento.

¿Qué efecto tiene eso en la emisión de CO2?

Las emisiones de CO2 provenientes del consumo de energía pueden aumentar hasta el 2035 en un cuarto a pesar de una mayor eficiencia, del progreso técnológico y de las medidas de política climática que tomen los Estados. La emisión global de CO2 proveniente de la energía podría estar entonces en alrededor de 40,000 millones de toneladas al año.

¿Se puede alcanzar así la meta de sólo dos grados de aumento de temperatura?

No. Para ello hasta el 2050 el 80 por ciento de las existencias de carbón, la mitad del gas y el 30 por ciento del petróleo deberían permanecer en la tierra. Y entonces las posibilidades serían apenas del 50 por ciento.

¿Puede que estos pronósticos sean interesados y por lo tanto erróneos?

Greenpeace acusa a Shell y BP de subestimar el crecimiento de las energías renovables y de sobrestimar las posibilidades de captura y almacenamiento (CCS) de CO2. Todos los pronósticos están acompañados de imprevistos y de riesgos y nunca se dan de manera exacta. Las empresa de energía analizan los mercados para poder predecir su evolución y basan sus decisiones de estrategia e inversión en esos análisis. Por eso, en general, no tienen interés en pronósticos equivocados, porque estos llevarían a decisiones equivocadas y, por lo tanto, a malas inversiones.