Frustración al estilo ‘House of Cards’
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Frustración al estilo ‘House of Cards’
Qué desagradable coincidencia: me toca ver las fechorías de los Underwood mientras que en Coahuila se repite una historia política desmoralizante, vergonzosa, imperdonable. Me toca ver la quinta temporada de “House of Cards” y hasta duele toparse con el rostro de Francis, rebosante de cinismo, como si estuviéramos frente a frente con quienes han saqueado nuestro estado y se han burlado repetidamente de nuestros esfuerzos por recuperar la dignidad.
Las similitudes entre “House of Cards” y nuestra realidad son trágicamente divertidas. Al final de la cuarta temporada la verdad sobre el presidente de Estados Unidos por fin salía a la luz. Hablamos de un tirano corrupto hasta el tuétano, de un asesino sin ningún tipo de piedad o aprecio por sus semejantes. Entonces pensamos: “Esto es ficción, lógicamente tendrán que sacarse algún truco de la manga para mantener a los Underwood en el poder a pesar de las infamias que han cometido”. Y así fue, por supuesto. La pareja presidencial minimizó hechos y argumentos sobre las maldades perpetradas y acrecentó los temores de la ciudadanía amenazando con declarar una guerra a los extremistas islámicos, que podría desatar a su vez una guerra casi mundial.
Bueno, esto es en la ficción, ¿pero, y nosotros? ¿Cómo es posible que después de todo lo que sabemos sobre el Moreirato y sobre el PRI, estos colmilludos continúen sacándose ases bajo la manga para mantenerse vigentes? Ya sé, se llama “estructura”; se llama “ingeniería política” y también se llama “envilecimiento absoluto”. Es un sistema controlado que va más allá de aprovecharse de la gente que ellos mismos mantienen en la ignorancia y en la pobreza. Es una estructura que compra más que votos: compra instituciones, encuestas, medios de comunicación, funcionarios. Y lo que comprobamos con las recientes elecciones es que este mecanismo diabólico, falto de todo pudor, inmoral y deshumano, sigue empoderando a un pequeño grupo de individuos sin escrúpulos. Con este panorama enfrente, “House of Cards” hasta parece un juego de niños.
Sobre la nueva temporada, pff, no hay mucho qué decir. La historia intenta recapacitar después de una cuarta entrega que se derrumbó y nos depara algunas nuevas sorpresas. Pero los conflictos que plantea este nuevo ciclo –tan intrincados y confusos como en otras temporadas– vuelven al mismo sitio. Es darle vueltas y vueltas al círculo vicioso, y como en la realidad, esa misma repetición cansa, molesta, nos crea frustración. Ojalá la siguiente temporada sea la última; creo que ya es tiempo de que “House of Cards” diga adiós con dignidad. Los corruptos que envilecen nuestro país… esos no deben despedirse amablemente, esos deben terminar en la cárcel.
Mi calificación para la quinta temporada: 60 de 100.
Mi Twitter: @CalladitaR