Frente a Trump, prepararse para lo peor
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Frente a Trump, prepararse para lo peor
Llegó a su fin aquello de que una cosa es Trump el candidato y otra será Trump el presidente. Donald Trump es el mismo, no puede ser otro y así lo ha reafirmado día tras día, lo ha hecho con sus acciones y sus discursos, con sus graves errores en materia de política internacional, igual que al definir quiénes integrarán su gabinete. En Des Moines, reiteró que como presidente llevará adelante su política contra los inmigrantes, su política proteccionista en el terreno económico y comercial, que construirá el muro en la frontera con México y que tendrá un gabinete a su imagen y semejanza. Es hora de reconocer quién es el presidente electo y cuáles serán los ejes de su política. En la relación con México están tres importantes características de esa política.
Durante la concentración en Des Moines en la Universidad del Estado de Ohio, celebrada para agradecer su victoria, inició recordando la tragedia del ataque perpetrado por un refugiado nacido en Somalia “que no debería haber estado en el país”, lo que le dio pie para reiterar su política migratoria, que “limpiará al país y defenderá a los estadounidenses”; que busca protegerlos, dice, porque lo ocurrido es un “trágico recordatorio de que la política de seguridad migratoria es ahora seguridad nacional…” Y continuó diciendo que “pondremos a nuestra gente —no a la gente de otras tierras, sino a nuestra gente— de regreso en el trabajo”.
En materia de política migratoria Trump amenaza con deportación masiva de indocumentados, mientras estados y ciudades de California y Nueva York encabezan ya una resistencia con otras ciudades y estados santuario en los que la política local y las policías protegerán a los inmigrantes, incluso indocumentados, de deportaciones arbitrarias, cuya posibilidad ha generado gran inquietud social y alentado agresiones y crímenes de odio.
Trump criticó al gobierno de Obama como irresponsable y falto de iniciativa frente a China, “ya no seremos la gente estúpida... despreocupados de la suerte de la clase media y sin voluntad para llevar adelante tácticas firmes para proteger a los estadounidenses contra amenazas externas”. Así dejó de nuevo el mensaje de que su política será proteccionista en materia económica y comercial. Ya impidió que Carrier se instalara en México con el argumento de defender empleos; fue criticado por el líder de la Unión (sindicato), con quien entabló Trump en la semana un bully a través de tuits. Irá contra los sindicatos si estorban su política. Ha reiterado igualmente que acabará con el TLCAN.
No todo fueron aplausos en Des Moines. Su discurso fue interrumpido por quienes protestaron y desplegaron una bandera con una suástica mientra gritaban: “No Trump! No K.K.K.! No EU fascista!”, algunos de los presentes empujaron a quienes protestaban e intentaron arrebatarles la bandera, la policía se acercó y los escoltó fuera del recinto.
Reiteró también que construirá un muro en la frontera con México, como prometió. Habría que recordar el muro de grandes árboles que construyó Trump en Balmedie, Escocia, alrededor del campo de golf que destruyó las dunas de 4 mil años de antigüedad, parte del patrimonio ambiental de Escocia. Luego les pasó la factura a quienes había encerrado con aquel muro para que pagaran alrededor de 3 mil 500 dólares cada familia. Ahora, David y Moira Milne tienen una bandera de México en su casa en la colina que mira hacia el campo de golf de Trump. ¿Advertencia de lo que hará en la frontera con México? Michael Forbes añadió otra bandera que decía “Hillary para Presidente”.
Es tiempo de prepararnos para lo peor. Porque Trump es Trump, como lo define Aaron James: de manera sistemática saca ventajas particulares de relaciones sociales; se ve motivado por estar convencido, aunque equivocado, de que tiene derecho a hacer lo que hace; y se siente inmune a las quejas del prójimo. Ese es nuestro vecino, el país más poderoso del planeta. En el caso de México, es hora de entender que tenemos un vecino nuevo y distinto de los anteriores, y que ya nos ha dicho lo que hará. Debemos prepararnos para una crisis que no hemos visto desde la intervención militar de 1847, que arrebató a México más de la mitad del territorio.