Francia quiere penalizar el acoso sexual en la calle

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Francia quiere penalizar el acoso sexual en la calle

La ley que prepara el Gobierno también pretende prolongar el periodo de prescripción de los delitos sexuales contra menores y definir una edad mínima de consentimiento sexual

París.- El Gobierno francés va a preparar una ley, sobre la base de una consulta que acaba de abrir, para penalizar el acoso sexual de las mujeres en la calle.
La secretaria de Estado para la Igualdad entre los hombres y las mujeres, Marlène Schiappa, anunció ayer lunes los planes del Ejecutivo galo para presentar en 2018 un proyecto de ley contra la violencia sexista y sexual que castigue esos actos.

Además, la normativa prevé prolongar el periodo de prescripción de los delitos de violencia sexual contra menores de 20 a 30 años y definir una edad de consentimiento para mantener relaciones sexuales.

En una entrevista publicada por el diario La Croix, Schiappa justificó legislar sobre el acoso en la calle porque en tres talleres organizados en Francia esa cuestión está en cabeza de las preocupaciones de las mujeres jóvenes:

"No hay que dejar que eso sea normal".

El gobierno lanzó una consulta ciudadana sobre la materia y la idea, explicó en el rotativo, es que la sociedad en su conjunto redefina qué es aceptable y qué no en materia de acoso sexual callejero, una cuestión que se encuentra en una “zona gris entre la seducción consentida y la agresión sexual o la injuria pública”, como señala en la web de su Secretaría.

Los ciudadanos podrán ayudar a redactar el texto legal a través de los 300 talleres organizados por todo el país hasta el 8 de marzo, que es el Día internacional de la Mujer, del año que viene en el marco de una iniciativa denominada Tour de Francia de la igualdad, lanzado a comienzos de mes.

La secretaria asimismo contó que encargó a cinco parlamentarios de diferentes partidos que trabajen en la cuestión con un debate para precisar los límites de lo que debería quedar prohibido por la ley, prevista para el año próximo.

 

"Personalmente creo que todos sabemos intuitivamente que hay una barrera. Que soltar un piropo o silbar no es acoso, pero que seguir a una mujer por la calle con insistencia sí lo es. En esta situación, hay una forma de intimidación", explicó.

Reconoció que para llevar a cabo esa propuesta hay todavía muchas reticencias entre algunos hombres y que algunas feministas le han advertido que establecer multas por ese tipo de comportamientos de acoso corre el riesgo de atizar derivas racistas puesto que las personas de minorías serían susceptibles de ser más denunciadas que el resto.

Pero, de acuerdo con Schiappa, el origen no debe ser ni un factor agravante, ni una circunstancia atenuante.