Francia: burdo intento de desestabilizar a Macron

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Francia: burdo intento de desestabilizar a Macron

Cierre de campañas en Francia: golpe bajo de último minuto a través de filtraciones gigantescas, la noche del viernes al sábado poco antes de la entrada en vigor de la veda electoral. Macronleaks, difusión de miles de millones de documentos, hackeo de los archivos de emails, fotografías, documentos, contabilidad, comunicaciones personales y profesionales, auténticos y falsos de En Marche. Se trata de una acción de filtración masiva, en los últimos minutos, cuando es imposible responder. Hackers poderosos, golpe bajo; por algo será. Se trataría de una filtración de documentos auténticos y falsos, con una conexión rusa de nueva cuenta.

¿La historia se repite en Francia? En Estados Unidos hubo también hackeo y filtraciones contra Hillary Clinton y a favor de la campaña de Donald Trump, entonces se acusó a Rusia, al Kremlin; fueron expulsados tres decenas de diplomáticos rusos por el gobierno de Obama, la investigación continúa.

Mismas tácticas, distinto país. En Francia contra el candidato Emmanuel Macron, que va al frente en las encuestas para ganar la segunda vuelta presidencial el domingo 7, con una cómoda ventaja del 20%, de acuerdo con los sondeos al cierre de las campañas. Hay que recordar que Trump expresó su apoyo a Marine Le Pen. Lo mismo que Putin. ¿Es sólo coincidencia? Y al final, el hackeo, las filtraciones pretendiendo utilizar como último recurso la desestabilización.

Pero cuidado, porque el golpe puede revertirse como boomerang. Marine Le Pen no es Trump. Y Emmanuel Macron es un nuevo fenómeno político. Es el único candidato de los once que se enfrentaron en la primera vuelta que no tiene vinculación partidaria, aunque sí tiene experiencia de gobierno; logró lo impensable, levantó un movimiento partidario de centro que nadie pensó que podría llegar a donde llegó. 

Esta elección presidencial es importante no sólo porque la extrema derecha será nuevamente derrotada, sino porque la presidencia se dirime entre dos candidatos que no pertenecen a ninguno de los dos partidos del largo ciclo de la historia política francesa que inició en 1958 con el general Charles De Gaulle. Por primera vez en la segunda vuelta no están presentes ni el Partido Socialista (cuya figura emblemática fue Francois Mitterrand), ni el Republicano (RPR, UDR, UMP, LR, según las distintas denominaciones que asumió, pero que es el heredero de De Gaulle). Podría decirse que se escribe el principio de una nueva historia, en la que es imposible pensar en que pueda estar al frente la extrema derecha fascista, xenófoba y racista, la de Jean Marie Le Pen, que decía que el Holocausto fue sólo un accidente en la historia y esa extrema derecha que es su hija y heredera de Vichy, aliado de Hitler en la ocupación de París.

Francia no es Estados Unidos. El Consejo de Control de la Elección advirtió ya que habrá demandas penales a quienes resulten responsables de haber filtrado documentos a En Marche el viernes por la noche. El presidente Francois Hollande afirmó que tomará cartas en el asunto y que hay procedimientos que pueden entrar en vigor. La maniobra de última hora es demasiado burda. Me atrevo a decir que podrá fortalecer a Macron, porque a los Le Pen ya se les conoce, y muy bien. Por otra parte, se realiza ya una encuesta preliminar sobre una supuesta cuenta en Bahamas de Emmanuel Macron, insinuada por Marine Le Pen en el debate; podría tener que pagar las consecuencias.

El electorado en Francia tiene la palabra, su afluencia será determinante. ¿Será cierto aquel proverbio griego de que los dioses ciegan a los que quieren perder?