Foto de niña migrante gana el World Press Photo 2019

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Foto de niña migrante gana el World Press Photo 2019

Especial
El jurado de la 62º edición de estos galardones consideró la imagen como "la foto de prensa mundial del año"

La niña migrante que lloraba en la frontera entre México y Estados Unidos, una captura de la caravana que buscó romper muros contra las políticas de "tolerancia cero" del presidente Donald Trump, tomada por el estadounidense John Moore, ganó este jueves el World Press Photo a la fotografía del año.

El jurado de la 62º edición de estos galardones consideró la imagen como "la foto de prensa mundial del año" y celebró que haya representado "una protesta pública por la polémica práctica" propuesta en Estados Unidos de separar a los menores inmigrantes de sus padres, algo que no llegó a ocurrir a la protagonista de la foto de Moore, la niña Yanela Rodríguez, que viajaba con su madre Sandra.

Se trata de una imagen "sorprendente, única, relevante, memorable", en palabras de Whitney C. Johnson, presidenta del jurado de este concurso, que otorga la máxima distinción del fotoperiodismo a nivel mundial.

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"Te dice mucho de la historia de forma inmediata y, al mismo tiempo, realmente te hace sentir conectado con lo ocurrido. Esta foto muestra un tipo diferente de violencia, la psicológica", añadió Alice Martins, fotoperiodista y miembro del jurado del World Press Photo.

Moore capturó la fotografía la noche del 12 de junio de 2018 al sur de Texas, en una zona conocida como el valle del Río Grande, en la frontera entre México y Estados Unidos.

El fotógrafo estadounidense viajaba con un grupo de agentes fronterizos cuando se topó con varias familias, "más de una docena de personas" que marchaban hacia Estados Unidos, pero que fueron trasladadas por los funcionarios de frontera a un centro de solicitantes de asilo, explicó Moore a Efe.

La protagonista de la foto es una niña asustada, que lloraba mientras era arrestada por los agentes, después de caminar desde Honduras, junto a su madre, durante un mes. Fue detenida, al igual que el resto de migrantes, y fueron obligados a entregar sus pertenencias personales, documentos e incluso los cordones de sus zapatos, y dejando en el aire su anhelo de llegar a Estados Unidos.

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