Floyd y la insurrección contra el racismo; el movimiento mundial apareció muy tarde

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Floyd y la insurrección contra el racismo; el movimiento mundial apareció muy tarde

Alejandro Medina

La información que ha aparecido en todos los medios sobre la muerte de George Floyd por asfixia, propiciada por un policía, es suficiente invitación para reflexionar no sobre el acto en sí, sino sobre el fenómeno que desató.

El movimiento contra el racismo es tan radical que uno se pregunta por qué tuvo que esperar la muerte de este señor para desatarse. Han sucedido tantos hechos muchísimo más graves que no alcanzaron repercusión alguna en las mentes de las sociedades. No se sabe bien cuál es el punto en que la gente reacciona. La muerte de George Floyd fue la chispa que incendió la pradera. Un hecho bastó para hacer que se movilizara una masa humana antes pasiva.

Recordemos que el movimiento de Martin Luther King es demasiado reciente como para preguntarse: ¿por qué tardó tanto? O bien pensar en la discriminación racial de Sudáfrica y los 27 años que estuvo encarcelado Nelson Mandela. ¿Acaso no podía haberse dado el movimiento por su recate años antes?

Estamos observando algo que no hubiera pasado por ninguna mente hace un mes: cobrar los grandes crímenes de siglos pasados. En Londres se derribó la estatua de bronce de un esclavista y se arrojó al río. Se intentó pintarrajear y destruir también la de Baden Powell porque tuvo opiniones tibias hacia los nazis. Lo asombroso tuvo lugar en Bélgica donde pintaron un busto del rey Leopoldo, uno de los asesinos más despiadados de negros. El alcalde de Amberes mandó retirar su imagen de la plaza pública.

Sabemos que todos los europeos fueron perversos explotadores de los negros. Aquello empezó en Portugal con Enrique el Navegante, que inició la trata negrera. Otros se animaron. Casi no hay inocentes: Francia e Inglaterra fueron los peores; España tuvo lo suyo: los vascos tenían unos barcos para pescar y otros para secuestrar (la Flota de Aguirre). Dinamarca no se quedó atrás y tampoco Holanda. Leopoldo II no sacó negros, sino que en su propia tierra los violentó hasta el infinito: todo adulto debía ir al gran río Congo a buscar pepitas y entregar una cantidad de oro a los administradores belgas; al que no llegaba al peso exigido se le cortaba una mano. Hay fotografías de hombres y mujeres sin manos o sin un pie. Mario Vargas Llosa escribió un libro terrible sobre esa depravación belga en África.

El movimiento mundial contra el racismo apareció muy tarde. ¿Por qué? No lo sé. Es la misma pregunta respecto al desprecio y violencia contra las mujeres, ¿por qué acaba de darse en el siglo 21? Siempre hubo datos. Todo mundo conoce y reprueba el holocausto que tuvo lugar en Alemania en el que quemaron a seis millones de judíos y gitanos. Cierto, pero ¿quién reprueba lo que hacen los israelitas contra los palestinos cada día? Vargas Llosa escribió un fuerte ensayo a favor de Palestina, por lo cual fue expulsado de Israel. El intelectual “judío” Noam Chomsky apoya el movimiento palestino. ¿Verdad que las cosas se ven de manera distinta según el enfoque?

George Floyd es el elemento que echó a andar a una sociedad anquilosada. Se habla del policía que lo mató, pero no he oído mencionar al tendero que lo denunció porque le dio un billete falso de veinte dólares. ¿Será cierto o esa acusación es parte del racismo norteamericano?

Pero, ¡vamos!, Donald Trump hizo su campaña con base en ofender a los mexicanos y acusarnos de violadores, asesinos, traficantes y “bad hombres”. Eso y su relación con los miembros del Ku-klux-klan lo hace racista. No podía dejar de enojarse con las marchas contra el racismo. Ojalá que el sacrificio de Floyd sirva para que pierda la reelección.

La idea de que hay humanos peores y otros mejores no es muy nueva. Nos viene de judíos y griegos, de los romanos, del cristianismo y, en general, de Occidente. Los mexicanos tenemos nuestro racismo un tanto oculto: honramos a los indios muertos y pateamos a los vivos. Ni me contradiga, conocí el racismo antiindio en Chiapas.

El movimiento procreado por Floyd sin que él se enterase está caliente y es una muestra de lo que puede ir sucediendo con otros problemas igualmente vergonzosos, por ejemplo, el racismo antiárabe.