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Florece el culto a la Santa Muerte en EU, lo ligan con el narcotráfico
LOS ÁNGELES. La Santa Muerte ha sumado en la última década nuevos fieles más allá de las fronteras mexicanas y ha logrado arraigarse en Estados Unidos, donde las autoridades vigilan muy de cerca los vínculos de la “flaquita” con el crimen organizado.
“Ha crecido como no tienes una idea. Año tras año, la gente compra muchísimos más artículos de ella. La devoción hacia ella ha incrementado muchísimo”, aseguró a Efe Mateo Galeate, un devoto de la Santa Muerte afincado en Los Ángeles.
Galeate, oriundo de Puebla, se inició hace diez años en el culto a la “Niña Hermosa” cuando vivía en México. Cinco años después emigró a Estados Unidos y exportó su fe a la capital mundial del cine.
Desde entonces, el mexicano lleva a cabo rituales espirituales en un cuarto trasero de su botánica donde, frente a un altar, combina el fuego, las oraciones y las velas para invocar el poder de esta polémica figura que le brinda “protección” y le “limpia de las energías negativas”.
La Santa Muerte “da muerte a todas las energías negativas que fluyen alrededor de nosotros”, explicó este maestro espiritual, que desmitificó el hecho de que todos sus devotos sean criminales.
Los expertos coinciden en que la gran popularidad de la Santa Muerte, incluso entre los fieles católicos, se debe a que se le atribuyen milagros que superan los realizados por figuras tan importantes entre los mexicanos como San Judas Tadeo o la Virgen de Guadalupe.
“Es la santa más milagrosa, rápida y efectiva que existe, pero si no cumples tu promesa, también es la más vengativa”, aseguró Andrew Chesnut, profesor de estudios religiosos en la Universidad de Commonwealth Virginia.
El catedrático, que lleva años estudiando el fenómeno de la “Niña Blanca”, también señaló que Los Ángeles se ha convertido en la meca de esta polémica figura debido a la gran población mexicana y centroamericana que alberga.
En esta metrópoli se han levantado ya dos templos donde se ofician misas y a la que acuden los fieles para venerarla.
Por otra parte, los templos y altares clandestinos también han florecido en Nueva Orleans y, sobre todo, en ciudades fronterizas de Arizona y Texas, donde hay un contacto más directo con las tradiciones culturales mexicanas.
Sin embargo, el poder de convocatoria de la “Flaquita”, la efectividad de sus milagros y la enorme protección que ofrece también la han otorgado un lugar divino de excepción entre los criminales y carteles de la droga.
Es de ahí, que algunos expertos la señalen también como la “narcosanta”.
“La Santa Muerte y otros narcosantos específicos del folclore mexicano han estado cada vez más en el radar de las fuerzas del orden estadunidenses en la última década”, explicó Robert J. Bunker, profesor adjunto de investigación del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de los Estados Unidos (USAWC).
El experto explicó que esta preocupación surgió tras encontrar imágenes, joyería, altares y otros artefactos relacionados con esta forma de espiritualidad durante redadas y operativos antinarcóticos a ambos lados de la frontera.
En México, la proliferación de fieles de la Santa Muerte con vínculos criminales hizo que, en el año 2005, las autoridades comenzaran a desmantelar altares y narcotemplos por todo el territorio nacional, aunque eso no frenó el aumento en el número de fieles.
En Estados Unidos, sin embargo, “todos los individuos tienen derecho a la libertad de creencia y religión”, explicó Bunker.
El académico Chesnut aclaró que esta libertad de culto ha facilitado que la Santa Muerte haya encontrado un terreno fértil para florecer y seguir sumando devotos en Estados Unidos.
Por ello, expertos como Anthony Kail, llevan años impartiendo cursos y dando entrenamiento sobre grupos mágico-religiosos a miembros de las fuerzas del orden y agencias de seguridad pública.
“Utilizo conceptos de antropología cultural para ayudar a los oficiales a entender esas tradiciones religiosas que pueden considerarse ‘no convencionales’ o ‘extrañas’ para quienes no están familiarizados con ellas”, aseveró el especialista.
La prioridad de Kail es que los agentes y oficiales sepan diferenciar entre los practicantes criminales de la Santa Muerte y los que no lo son.
“Como en muchas culturas mágico-religiosas, hay una gran incomprensión de las prácticas espirituales. El devoto normativo de la Santa Muerte no es un criminal. La mayoría de los practicantes que siguen a esta santa folclórica no están implicados en el tráfico de drogas”, concluyó el experto.