Flor de invernadero

Usted está aquí

Flor de invernadero

Ilustración: Vanguardia/Liliana Pérez
Este relato es una muestra del trabajo creativo del equipo de Redacción y colaboradores de esta casa editorial. Encuentra un nuevo texto cada semana

Por: Anabel Dávila

De padres y abuelos saltillenses, nació por casualidad en la Ciudad de México un 2 de junio de 1956. Vive en Saltillo desde hace 39 años. Estudió en la UNAM la licenciatura en Pedagogía. Es maestra del Taller de Lectura y Redacción en la Preparatoria del Liceo Freinet, de esta ciudad, desde hace 20 años.

¡Hola! Me llamo Rosa Margarita Flores del Campo. Estoy tratando de anular lo “del Campo” porque no se oye “nice”.

Aquí estoy. Toda una campeona. Soy la reina del invernadero. Mi color inigualable, mis pétalos de terciopelo, no tengo espinas, pocas hojas, mi exquisito aroma, mi naturaleza transgénica…

La suave tierra que me acoge es abonada cada, no sé cuánto; y aunque es un poco molesto, me mantiene fuerte, alta, bella y saludable. Lo que sí me choca, es el estúpido rocío matinal de cada día, que me despierta tan temprano.

Me paso los días aburrida, escuchando de lejos cómo el Helecho hace reír a la Julieta; y cómo la Pata de elefante le presta sombra al Geranio. Yo estoy en otro nivel.

II

¡Por fin! ¡Alguien le llegó a mi precio! ¡Me voy! ¡Dejo esta vecindad ruidosa, maloliente y húmeda! ¡Viva! ¡Hurra!

III

¿Qué es esto? ¡Maltratan mis raíces! ¡Ay! ¡Con más cuidado! ¡Qué brusquedad!

IV

Estoy muy incómoda. Esta tierra es dura, áspera, rocosa ¿Qué…glup…glup…? ¡Auxilio! ¡Me ahogan! …glup…glup… ¡demasiada agua!

V

¿No me piensan mover de aquí? ¡Estoy a pleno rayo de sol! ¡Y me pusieron en el pasto! ¡Yo soy alérgica al pasto! ¡Ay no! ¡No es posible!

Se fue el sol. Estoy tan incómoda. Me raspa la tierra, mi tallo se balancea. Las otras plantas no dejan de reírse y secretearse de mí. No me importa. ¡Vulgares!

¡¿Qué?! ¿Qué estoy sintiendo por mi tallo?  ¿Patitas?  ¿Paaataas? ¿De insectos? ¡Uf!

VI

¡Al fin de día!  ¿Cuánto tiempo llevo aquí?  Tengo sed.  Extraño el estúpido rocío matinal. En realidad, no era tan estúpido.

Estoy cansada de que todo el que viene me toca, me dobla, me arranca un pétalo, me arroja su vaho para saber “a qué huelo” ¿POR QUÉ NO TENGO ESPINAS?

VII

Mi tallo se está ensanchando. ¡Mis pétalos! ¡Se caen! ¡Noooo! ¿Qué va a ser de mí, sin mi belleza?

VIII

Escuché a una mujer que leía: “Rosa divina que en gentil cultura… ejemplo de la vana gentileza…  con docta muerte y necia vida, viviendo engañas y muriendo enseñas.”

No entendí.

 

Anabel Dávila:
De padres y abuelos saltillenses, nació por casualidad en la Ciudad de México un 2 de junio de 1956. Vive en Saltillo desde hace 39 años. Estudió en la UNAM la licenciatura en Pedagogía. Es maestra del Taller de Lectura y Redacción en la Preparatoria del Liceo Freinet, de esta ciudad, desde hace 20 años.