La marca Fisker no es nueva en el negocio de los eléctricos, pero tras un largo tiempo inactiva, hace unos meses anunció el lanzamiento de un nuevo modelo: el Fisker EMotion. Ha sido el CES de Las Vegas el evento elegido para su puesta de largo, ya en su versión de producción y con unas especificaciones que dejan más que claro su objetivo: poner en aprietos al Tesla Model S.

Se trata de una berlina de gran tamaño que, eso sí, presenta una imagen bastante más deportiva que la del modelo de Elon Musk. Su perfil muestra un diseño muy agresivo, con voladizos muy cortos, llantas enormes de 24 pulgadas y musculosos pasos de rueda, un capó que asciende rápidamente para unirse con el techo y una caída muy pronunciada de este que cierra la zaga prácticamente sobre el eje trasero.

El habitáculo presenta una configuración 2+2 y busca combinar lujo y tecnología. El cuero tapiza asientos, puertas y salpicadero, hay fibra de carbono por doquier y las pantallas son las auténticas protagonistas, con un trío formando cuadro de instrumentos, consola central y otra debajo de esta de orientación vertical; además de, a modo de extra, una curva de 27 pulgadas para las plazas traseras.

Pero si hay que hablar de algo es de su mecánica eléctrica. Cuenta con dos motores, uno acoplado a cada eje, que generan una potencia combinada de 780 CV para lanzarlo de 0 a 100 km/h en menos de tres segundos y alcanzar los 259 km/h de velocidad máxima.

El modelo ha sido presentado con una nueva generación de baterías de ion-litio con las que tendrá una autonomía de 640 kilómetros según el ciclo EPA (mucho más realista que el europeo NDEC), pero la cifra podría mejorar a no muy largo plazo. Y es que Fisker está trabajando en unas baterías en estado sólido con las que el alcance superaría los 800 kilómetros y el tiempo de recarga se vería reducido de manera drástica.

Las primeras unidades llegarán al mercado en 2019, tienen un precio de partida de 129.000 dólares y ya se pueden realizar reservas previo pago de un depósito de 2.000 dólares.