Filtro en lugar de muro
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Filtro en lugar de muro
Contrarrestar o disfrutar el calor es mejor actitud que soportarlo con quejumbre.
Una bebida fría, un ventilador de aspas o de columna giratoria, un abanico de marquesa, un duchazo o ese acondicionamiento eléctrico del aire refrescante que sube el pago de factura en primaveras veraniegas. En la vecina zona regia la temperatura es tórrida, extremosa, en que los grados Celsius suben en elevador. Las frescuras del amanecer saltillense se agradecen antes de las calenturas del mediodía y del atardecer.
Tórrido fue el clima en el diálogo internacional, en Washington, por el tsunami migratorio. “Si quieres vender acá tienes que pagar mientras no frenes las caravanas centroamericanas en tu frontera sur. Y el pago será mayor si se retarda la solución”.
En toda negociación se cede en ambas partes para lograr acuerdo. Para evitar el arancel la delegación mexicana ofreció aplicar puntualmente la ley de inmigración. La porosa frontera sur no se convertiría en un muro, pero sí en un filtro. No habría represión, pero sí presencia de guardia suficiente y exigencias en la selección, urgiendo el perfil completo de los aceptables.
En un plazo no tan corto, ambas naciones empezarían a hacer inversiones para la reconstrucción de educación, empleo, finanzas y riqueza compartida en las cuatro naciones más afectadas, contra la tentación de fuga de emigración forzada. Y, claro, se reforzará el combate a la trata de personas, a los coyotajes y grupos de violencia en el territorio nacional. Se habla también de compras mexicanas mayores de productos del campo estadounidense.
Viene el tiempo de prueba sin cobro de aranceles para ver resultados. Si son insuficientes, ambas partes aprobarán nuevas medidas de mayor eficacia. Hubiera sido bueno sumar a la ausencia de aranceles la exigencia a la nación vecina de impedir la venta y paso de armas a nuestro territorio. Como seguirán los encuentros, podrá irse logrando un mejor equilibrio en el ganar-ganar que es el ideal de todo buen acuerdo.
Con mentalidad y actitud de cronistas deportivos, no pocos medios han presentado el coloquio como un partido en que ha de haber ganadores y perdedores. Las cesiones se presentan como capitulaciones, como goles contrarios. Los de allá señalan el cancelar los aranceles como un sometimiento, y los de acá exhiben la filtración legal y la presencia de guardia como obediencia servil. Sobre la marcha se irá viendo la disminución en la migración, la continuación de los planes económicos sin sobrecargas ajenas.
En todas las naciones se tiene esa encrucijada de ser hospitalarios, de dar asilo a supervivientes y, al mismo tiempo, saber poner límites sin reprimir ni lesionar derechos humanos. Un manejo noble e inteligente de la situación centroamericana puede dar al mundo un testimonio de legalidad y humanidad en los desplazamientos. Si prospera el plan de prosperidad local ístmico, apoyado por las dos naciones y otras poderosas que quieran contribuir, se removerán las causas y no se hablará ya de migrantes sino de residentes, enraizados en su terruño natal sin tentación de huida...