Fiesta en mi pueblo

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Fiesta en mi pueblo

Ilustración: Vanguardia/Alejandro Medina
En México aún existen lugares como Bustamante, NL, donde la gente está orgullosa de sus tradiciones

Son las 11 de la mañana de un viernes caluroso en Bustamante, Nuevo León. La comunidad local está a la espera de la llegada de medio millar de expertos en danza folclórica procedentes de todo el País. Apenas un día antes, una espléndida compañía de danza de Tlaxcala había mostrado el rico folclore de la tierra de los mayores de ciudades como Saltillo, Coahuila y una veintena de municipalidades nuevoleonesas y coahuilenses. Cacaxtla es el nombre de esta agrupación artística que dirige el maestro Fortino Pérez.

Estos jóvenes artistas actuaron en el evento “Tierra de Reinas”, organizado por el presbítero tlaxcalteca Juan Sánchez Hernández, en el que desfilaron 30 chiquillas con sendas coronas en sus cabezas portando trajes de manta con imágenes de los atractivos turísticos locales pintados al óleo sobre las faldas.  

Los ciudadanos que integramos el Comité Pro Pueblo Mágico emprendimos un esfuerzo de esos que generan cansancio extremo. Había que preparar comida para 750 personas, y el padre Juan convocó a las mejores cocineras del pueblo quienes prepararon, sin pago alguno, los alimentos, con insumos aportados por la sociedad civil.

La autoridad municipal ofreció el Teatro “Lucy Herrera” que honra la memora de la combativa primera alcaldesa de izquierda de México, y dicho no sea de paso, persona muy querida que en mi niñez me brindó la oportunidad de iniciarme en las tablas artísticas.

Llegaron los visitantes y fueron bajando de las unidades de transporte, los colaboradores de la fundación Mundo Sustentable les fueron poniendo un collar confeccionado con trenza de palmito, artesanía que se produce desde principios del Siglo 20 para elaborar tapetes y sombreros.

Primeramente escucharon un par de conferencias y luego caminaron por las calles sombreadas por nogales que le dan un sello propio al pueblo. En las conferencias los invitamos a que se dieran permiso de relajarse para disfrutar de un paisaje escénico memorable y de la cordialidad de los lugareños. Allí estaban los homenajeados Fernando Ríos y su esposa Josefina Palacios, respetables maestros de danza originarios de Nuevo León.

Luego de comprar pan y dulces típicos, los profesores disfrutaron de las nieves y helados que se ofrecen en la plaza, tomándose fotografías en sitios emblemáticos del centro histórico. 

Al iniciar la tarde, y ya ataviados con los trajes típicos de sus entidades federativas, todos ellos posaron en la explanada del Palacio Municipal mientras cantaban el tema musical “Mucho más”, en el que se habla de los atributos de patrimonio natural y cultural con los que cuenta el pueblo.

Vaya que no fue fácil para ellos participar en las peregrinaciones que salieron de cuatro puntos estratégicos del territorio bustamantense hacia el Tempo de San Miguel Arcángel, siguiendo a grupos de danza de matachines de Saltillo, 
Guadalupe, NL y, desde luego, de Bustamante, en cuyo archivo histórico existen 
cédulas históricas, que datan de principios del Siglo 18, en las que se da testimonio de la presencia de estas danzas en lo que fue el Pueblo de Indios de San Miguel de Aguayo de la Nueva Tlaxcala y Misión de Nuestra Señora de los Dolores.

Al finalizar las peregrinaciones, los turistas escucharon una misa para luego ofrecer sus danzas en la Plaza de Armas. Los asistentes se conmovieron hasta las lágrimas de lo que estaban viviendo. Llegada la noche, los felices visitantes se trasladaron para la ciudad de Monterrey.

Y la fiesta continuó ese viernes, ya que más tarde se llevó a cabo el certamen Reina Turismo Bustamante 2017, en el que siete jovencitas contendieron por la corona con la frescura de los 17 años de edad. Prácticamente todo el pueblo estaba congregado en la Alameda Ignacio Santos González apoyando con gritos y hurras a sus favoritas.

Qué bueno que en México existen aún comunidades como Bustamante, en donde quienes lo habitan se sienten orgullosos de ser parte de un pueblo en el que, literalmente, todos se conocen y en el que la gente usa bicicleta para trasladarse a lugares cercanos. He visto allí a muchos adultos mayores practicando el ciclismo no como deporte, sino como medio usual de transporte.

Qué diera yo por vivir el tiempo completo en Bustamante, Nuevo León, ¡donde la magia sí existe!