Familia de hombre arrollado por mujer ebria en Saltillo, pide justicia

Usted está aquí

Familia de hombre arrollado por mujer ebria en Saltillo, pide justicia

Tragedia. Poco a poco llegaban personas a la capilla a darle el adiós postrero al empleado municipal que murió atropellado. / Jetza Múzquiz
Antonio Villegas murió al ser arrollado por una mujer ebria, su familia lo despide y pide justicia

Con lágrimas en los ojos y la voz quebrándose, José Santos Villegas Carranza, el menor de los hijos de Antonio Villegas Hernández, recordó a su padre, a quien describió como alguien entregado a su trabajo y a su familia.

Sólo Antonio y su hijo José traían el sustento a sus otros cuatro hermanos, cinco nietos, una nuera y la esposa del finado, que compartían domicilio en Leopoldo Lugones 1060, de la colonia La Madrid.

José trabajaba hombro a hombro con su padre: los compañeros de éste eran también amigos de José, juntos pasaron varias jornadas embelleciendo las calles de Saltillo y manteniendo verdes las áreas en los bulevares.

Yo nada más quiero que la ciudadanía se entere de que era una persona respetable”
José Santos Villegas, hijo de Antonio Villegas

Más de 18 años eran los que Antonio tenía trabajando para la dirección de Servicios Primarios, mientras que su compañero, Enrique Guerrero Chaires, contaba con sólo cinco meses con el empleo.

El cuerpo de Antonio llegó alrededor de las 16:00 horas a las Capillas del Sur, ubicadas frente al Parque Ecológico “El Chapulín”, donde amigos, familiares y compañeros de trabajo se dieron cita para el último adiós.

“Yo nada más quiero que la ciudadanía se entere de que era una persona respetable, quienes lo conocieron, era un hombre recto, que siempre se quitaba el taco de la boca para dárnoslo” rememoró José a las afueras de la capilla.

La mujer iba en estado de ebriedad. / Archivo

DESCONSOLADOS
Agregó que no encuentra consuelo ni la forma de describir el dolor y el vacío que deja la partida de su papá, exigiendo a las autoridades que se haga justicia y que la responsable pague, aunque eso no le devolverá la dicha por ya no contar con su viejo.

“No tengo palabras para expresar lo que siento, la indignación y la impotencia que deja un vacío tan grande que, así digan que ella va a pagar todos los días de su vida, pero pues ella va a estar viva y mi padre ya no” sentenció José.

Mientras el último adiós llegaba para Antonio, la situación para su compañero Enrique es aún delicada, siendo hasta el momento el municipio quien se ha encargado de todos los gastos y ha expresado el total apoyo a los deudos y familiares de las víctimas.