Fama y fortuna

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Fama y fortuna

¿Cómo se dio cuenta no Carmen Aristegui, sino uno de sus reporteros avispados, del caserón de varios millones de pesos que tenían Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto? Vieron las fotografías en la revista “Hola”. ¿Cómo supimos en su momento que la bella y espectacular Anahí Puente se casaba con Manuel Velasco, gobernador de Chipas y precandidato al Gobierno de México? porque “TV y Notas” antes que nadie, venía publicando semejante exclusiva. ¿Cómo sabemos hoy que el exdirigente del PAN nacional César Nava y su esposa, la actriz y cantante Patylú van a dejar que su pequeña hija no se de dique a la política, sino a la cantada? Porque lo acaba de publicar “TV y Novelas”.

Todo, todo está en la llamada “prensa rosa” del corazón, del espectáculo y la farándula sabiéndola leer. Hace unos meses, específicamente en noviembre del año pasado le presenté aquí mismo un par de columnas al respecto, las cuales titulé “Marea de banalización”, las cuales fueron bien leídas. Hoy, para fortuna mía, se cumple de nuevo mi tirada de naipes. Joaquín Guzmán Loera, el famoso “Chapo”, el considerado  mayor traficante de drogas en el mundo, cayó nuevamente bajo las redes de la Policía Federal (la Marina) no por trabajo de inteligencia y alto rastreo, sino por dos pecados capitales de este siglo 21: fama y fortuna. La trivialización de las relaciones humanas a través de videos, mensajes, internet. La banalización del mal. Hoy está de nuevo preso. Los actores, cantantes, locutores, deportistas (Cuauhtémoc Blanco, alcalde de Cuernavaca) pueden volverse políticos; los políticos pueden ingresar al mundo de la farándula por su comportamiento (Marcelo Ebrard, Roberto Madrazo, quienes fueron pareja de actrices de la televisión).

Hoy, el hombre más buscado del planeta sucumbió al embrujo de una guapa y madura Kate del Castillo y de un actor aguerrido, Sean Penn. Guzmán Loera, no le dio una entrevista exclusiva al locutor panista Pedro Ferriz o al conductor latino más famoso en EU, Jorge Ramos, no; se la dio a un par de actores que no son periodistas. Así de sencillo. “El Chapo” Guzmán es un líder nato, ya idealizado e idolatrado por no pocos millones de mexicanos. Pero también, como humano que es, sucumbió a las mallas del protagonismo, de la farándula y del oropel. No hay entonces diferencia alguna, cuando la familia presidencial realiza sesiones fotográficas para revistas nacionales e internacionales especializadas en el lado “fashion” de los políticos, actores, deportistas y claro, del espectáculo. El narcotraficante más buscado cayó por la vanidad. Quién lo iba a pensar. 

Esquina-bajan
Tengo un amigo, musicólogo él, uno de los principales asesores del círculo rojo del Gobernador, es Sergio Guadarrama. Cuando nos reunimos para echar refresco e intercambiar palabras, siempre coincidimos en un punto toral: qué salió de novedades en la revista “Fama”, “Hola”, “TV y Notas”, etcétera. No pocas veces y luego, con el paso de los días, la información se vuelve viral y ubicua y sí, llega a los grandes “trabajos de investigación” de locutores como Carmen Aristegui. El tan mentado caso de la “Casa blanca” presidencial, fue evidenciado en “Hola” en ¡2013! Pocos o nadie había reparado en ello. ¿Por qué? Porque tiende a desdeñarse este mundillo de lentejuela y oropel, el cual, bien documentado, ha hecho caer… a locutores. 

Fue el caso de Pedro Ferriz de Con y su becaria. ¿Sabe dónde salieron profusas fotografías de él con la lady, un archivo impresionante? En “Fama” y “TV y Notas”, las tengo en mi colección. Mí tirada de naipes se cumple: no podemos pensar seriamente en este País, cuando una diputada como Carmen Salinas es impuesta por el PRI y avalada por Coahuila. Recuerde usted que aquí le presenté también dicho análisis. Fue premiada como “Coahuilense distinguida” por Humberto Moreira en su momento. En fin, insisto: política y farándula van de la mano. Ya no hay diferencia alguna.

¿Qué fue lo que vendieron Sean Penn y Kate del Castillo? Imagen. Joaquín Guzmán Loera compró dicha imagen. Falsa imagen, pero al final de cuentas cayó engatusado por un, digamos, éxito corruptor en su contra. Quería reflectores y llegar a un pedestal, lo logró. La gloria de internet como pedestal para su eternidad. La gloria del autor como sujeto absoluto, ha dicho Gabriel Zaid, tiene vicios y tradición remota. Tomás de Aquino dijo haber visto a Dios y dejó de escribir su obra, “es paja.” Guzmán quería aplausos de Hollywood, ceremonias, película y ovación. Cayó en su propia trampa. 

Letras minúsculas
¡Ay, Vanidad! Sigue siendo un gran pecado capital. (Eclesiastés 12.8).