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Fama de don Baltazar, piñatero de Saltillo, llega hasta Japón
Baltazar González García, este hombre que ya deja ver en su rostro el paso del tiempo cada que sonríe, mejor conocido en el mundo de los piñateros como “Le Messie”, tiene 33 años dedicándose a la bella elaboración de piñatas.
La temporada navideña se acerca, y con ella la alegría que une a las familias en las posadas, donde no puede faltar este objeto que hace felices a grandes y chicos.
La calle de Matamoros entre Corona y Múzquiz en la zona centro se ha hecho famosa por el negocio de Baltazar, incluso la gente que acude a visitar la ciudad y que proviene de otras estados de la República Mexicana, utiliza como referencia esta vialidad sin dejar de mencionar los objetos artísticos que saltan a la vista de cualquiera.
Piñatas en forma de Santa Clós, monos de nieve, canastas con la flor de noche buena, burritos sabaneros, venados, botas de Santa Clós y por supuesto, las majestuosas estrellas, son algunos diseños que se pueden encontrar en este lugar llamado “Le Messie”.
González hace tiempo se propuso romper el récord Guinness, su meta era hacer la piñata más grande del mundo con la figura de Don Quijote de la Mancha y Sancho Panza, que mediría más de 15 metros, y aunque la gente lo motivaba, el Gobierno no dio apoyo ni autorización a su proyecto.
Cuando la Escuela Normal Superior del Estado cumplió 100 años, la creación elegida de este artista para el festejo fue un elefante enorme.
La elaboración de nacimientos también forma parte de sus ideas y experiencia adquirida, por lo que recibió un reconocimiento a nivel nacional e internacional, pues hasta Japón llegó la noticia.
Papel periódico, cartón, alambre y engrudo son los materiales requeridos para hacer cualquier diseño.
“Para todos los niños de Coahuila y México, especialmente para los niños con discapacidad, es deseo que pasen una feliz Navidad, pórtense bien para que Santa Clós les traiga sus juguetes. Recordemos a quien vamos a festejar el 24 de diciembre”, compartió Baltazar.
¿De dónde surge la tradición?
Cuando los misioneros agustinos arribaron a América, procedentes de España, impusieron como parte de su evangelización, quebrar la piñata de siete picos.
Ellos le dieron un sentido religioso a cada pico de la estrella, pues cada uno representaba un pecado (lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia y soberbia) entonces al ser quebrados con un palo, ayudaban a los habitantes de la región de Nezahualcóyotl (en el actual Estado de México) a liberarse de sus pecados.
Adornos de oropel conceptualizaban las vanidades y el engaño, la venda que se coloca en los ojos de quienes van a romper la piñata, dramatizaba la fe, y el palo era la fuerza de la virtud. Algunas piñatas son rellenadas con dulces y fruta, que después de caer al suelo, son levantados por los participantes.
La población mexicana comenzó a darle otro sentido a la existencia de estos objetos, y por supuesto, no podía faltar la picardía que tanto nos distingue.
Debido a eso, la Iglesia prohibió su creación a partir de 1788 y hasta 1818, pero resultó un rotundo fracaso, ya que la gente seguía festejando aniversarios, bautizos, navidades y posadas con esta maravilla.