Por C. RODRÍGUEZ para La Voz

Suena, inquietante y siniestra, la voz del actor Ron Perlman diciendo: «War never changes» (La guerra nunca cambia). Es la letanía que sirve de introducción a todos los juegos de la serie Fallout, el salmo que abre la puerta a un mundo fantástico y postapocalíptico que se jodió (por citar a Vargas Llosa y su célebre Conversación en la Catedral) en el año 2077, cuando un breve y definitivo conflicto nuclear diezmó a la población de la Tierra, mandó la civilización al limbo y convirtió el planeta en una monumental ruina, en un gran yermo.

Sobre este presupuesto argumental ha sido construida una de las sagas de videojuegos más prestigiosas de la historia del ocio electrónico, Fallout. La serie, que cuenta de forma adulta las peripecias de diferentes supervivientes de este holocausto atómico en un mundo muy hostil, marcó una época en los 90 con dos títulos (Fallout y Fallout 2) publicados por Interplay y desarrollados por Black Isle (autores también de Baldur's Gate), resucitó y cambió de rumbo en el año 2008 de la mano de otra compañía, Bethesda Softworks, especialista en juegos de rol con mundos abiertos y creadora de los monumentales Morrowind, Oblivion y Skyrim. 

Fallout 3, que contaba con gráficos 3D y perspectiva en primera persona, tuvo muchas críticas de los puristas, que consideraban que se había desvirtuado la esencia de los títulos originales, pero fue un éxito descomunal. Vendió millones de ejemplares, logró el aplauso de la crítica y abrió la puerta a nuevos juegos.

En su estela llegó Fallout: New Vegas, desarrollado por otro estudio, Obsidian, heredero de Black Isle, que creó un gran juego, mucho más brillante en cuanto a guión. Ahora es el turno de Fallout 4, que llega a las tiendas digitales y físicas con mucha fuerza y aspira desde ya a convertirse en uno de los protagonistas del año. 

Un trending topic mundial y una fiebre de búsquedas en Google han acompañado el lanzamiento de Fallout 4, que cuenta con versiones para PC y las dos grandes consolas de alta definición, Xbox One y Playstation 3. La más recomendable es la de ordenador, ofrece mejores gráficos y la posibilidad de alargar las horas de juego hasta casi el infinito gracias a las modificaciones y añadidos que pueden crear y compartir en Internet los jugadores. 

El protagonista de Fallout 4 es un habitante de un refugio nuclear, el Vault 111. Su existencia cambia para siempre cuando su familia sufre un asalto y tiene que salir al Yermo. Allí correrá todo tipo de peligros para cumplir su misión o hacer lo que quiera. No estará solo. Podrá contar con la ayuda de varios compañeros que pueden ser reclutados. Y también podrá tener -como en todos los demás juegos de la saga, el apoyo de un socio fiel, un perro llamado Albóndiga.

Boston postnuclear

El juego está ambientado en Boston. O en lo que fue la principal ciudad de Massachussets antes de sufrir la devastación nuclear. Sobre las ruinas se ha erigido una nueva sociedad sin apenas ley ni orden, en la que diferentes facciones, luchan por extender su poder en un territorio desolado. El protagonista podrá moverse en libertad por él. E interaccionar con sus habitantes. Muchas veces no le quedará más remedio que combatir. Otras veces podrá salvar su pellejo hablando. Como ocurre en cualquier juego de rol, las habilidades del personaje -y no las del jugador- determinan en gran parte el éxito en los combates y los diálogos. 

Fallout 4 atrapará a millones de jugadores durante cientos de horas y será un éxito de ventas. La crítica respalda al juego y ensalza sus dos grandes puntos fuertes, la ambientación -el Boston postnuclear- y la mecánica, pero cuestiona la calidad de la trama principal y el tamaño del territorio a recorrer, más pequeño que en anteriores entregas, pero más singular y detallado. También la música. Incluir una playlist con canciones de los años 50 siempre ha sido uno de las señas de identidad fuertes de la serie. Y en esta ocasión no es una excepción. Puedes escuchar algunos de los temas en este enlace.

Contar historias nunca ha sido el punto fuerte de Bethesda, que sí destaca por la creación de mundos jugables abiertos y atractivos. Que nadie espere disfrutar en Fallout 4 de una excelencia narrativa como la que ostenta la extraordinaria y épica saga The Witcher o como la que exhibió  Obsidian en New Vegas. El guión no es el punto fuerte de un juego que, no obstante, ha evolucionado para adoptar un tono más oscuro y adulto y retrata la desolación del Yermo y sus despesperados habitantes con menos blancos y negros y más grises. Y resulta mucho más adecuado. Ya lo decía Ron Perlman, «la guerra nunca acaba». 

Por C. RODRÍGUEZ para La Voz