El pasado domingo 4 de septiembre se anunció el deceso del Ingeniero Adán Rivera Leal. Un hombre íntegro, culto, un caballero sin duda alguna que vivió su vida con dignidad y con intensidad. 

El Ingeniero Rivera fue director por varios años de la entonces Escuela Superior de Agricultura “Antonio Narro”, institución de la que fue egresado y distinguido jugador de futbol americano en el inicio de la década de los años cincuenta vistiendo los colores oro y negro del equipo Buitres, en el que destacó en la posición de ala.

“Éramos como una familia” me llegó a platicar. Para 1950 se integró al equipo de liga mayor desempeñándose como en la posición de ala. Su físico alto y fuerte le hizo destacar rápidamente en los deportes.

Cuando fue Director de la Narro, el conjunto de Buenavista logró un tetracampeonato en la liga intermedia regular del año 1968 a 1970, con una increíble generación de jugadores que dieron lustre al deporte de agricultura. Pero lo que no se podrá olvidar es la pasión con la que el ingeniero Rivera platicaba cómo y porqué junto al head coach Antonio “Yaqui” Heredia lograron formar ese “trabuco” que dominó el futbol americano de la ciudad.

Y aunque reconoció que todo surgió de una ofuscación que no debió ser, finalmente ésta, produjo un hito en el futbol americano local.

Y es que contó el ingeniero Rivera que durante la campaña de 1967 acudió al estadio Tec Saltillo a presenciar un partido entre Buitres y Daneses en el que se produjo una victoria escarlata, los rojiblancos eran dirigidos por el coach Juan Lobato, y coincidieron ambos personajes al cruzar la avenida Universidad. Lobato sonrió y dijo: “¿Cómo ve ingeniero? No pudieron los Buitres”.  El ingeniero Rivera dentro de su caballerosidad y amabilidad que lo caracterizaba había sido herido en su orgullo y solo contestó: “Apueste lo que quiera don Juan, su equipo no nos volverá a ganar”.

“El lunes fui a buscar al campo de prácticas al coach Heredia y le comenté lo que había sucedido. Así que le dije que no escatimara en decirme cuáles eran las necesidades del equipo, que le ayudaría a cubrir todo, pero que por ningún motivo quería volver a ver perder a nuestro equipo ante el Ateneo”.

Y no volvió a perder en las siguientes cuatro temporadas. De hecho, la siguiente vez que triunfó el Ateneo sobre los Buitres, ya eran dirigidos por el coach Castro. 

Eran verdaderas autoridades, eran coaches de palabra. Descanse en paz un hombre de futbol americano, el Ingeniero Adán Rivera Leal.