Lamentable ha sido la irreparable pérdida del coach de football americano de los Lobos de la UAdeC y los Daneses del Ateneo Fuente, el buen Luis Humberto Cortez de la Cruz, a quien se le conocía en el deporte de las tackleadas como “El Boston”.

Uno de los hombres más nobles dentro del futbol americano estudiantil, deporte al que le dedicó su vida.

Desde muy joven, allá por los primeros años de la década de los 70, y como estudiante del Ateneo Fuente, se integró por vez primera a la escuadra rojiblanca en la Categoría Juvenil, donde escribiría una página increíble en la historia del plantel ateneísta y del football local al ser parte medular de la conquista del campeonato en el que los Daneses realizaron por vez primera la famosa “Carrera del Tennessee” al coronarse sin recibir un solo punto en contra, lo que significó un hito deportivo, corría el año de 1972.

Su casta de campeón lo llevó a coronarse tres veces más en Categoría Intermedia Regular para ser de los jugadores Daneses que obtuvieron para la centenaria institución el codiciado Trofeo Challenger en 1975. Para entonces era un corpulento muchacho que se desarrollaba como uno de los mejores linebackers de Saltillo.

Accedió y fue fundador del primer equipo selectivo de la UAdeC denominado Vaqueros, que coronó su temporada de 1976. Subcampeón en 1977, y ya con una carrera consolidada, fue de los primeros backeadores de Liga Mayor en la Universidad.

Pero Luis, cuya fama creció acompañado de su peculiar apodo: “El Boston”, era un hombre que daba de manera generosa y fue en el futbol americano infantil donde las energías, cariño y entrega a su quehacer como entrenador, el destino lo ligó.

Fue coach de la primera y varias generaciones de jugadores del Club Vaqueros, organización que, si creció, en mucho se debió a un extraordinario Staff de entrenadores del que formó parte “El Boston”.

La enorme cantidad de muchachos que Luis y sus compañeros egresaban del football infantil comenzó a proyectarse en muy buenos equipos en las categorías estudiantiles, de tal manera que fue el coach Jorge Castro, su mentor en el Ateneo y en Vaqueros, quien lo invita a integrarse como entrenador de los Daneses en los primeros años de la década de los 80, y la sequía de títulos para el rojo y blanco terminó.

Luis, como coordinador defensivo, armó una fenomenal defensiva que ayudó a los Daneses a recuperar su dignidad de campeones.

Pero la historia y el destino le tenían deparada otro laurel, pues si como jugador logró hacer la carrera del Tennessee con sus queridos Daneses, como coach forjó otro grupo defensivo en 1991 que le dió a la institución otra vez un título sin recibir un solo punto en contra en la siempre difícil Liga de Preparatorias de la UANL.

Luis, por méritos propios, se ganó el derecho a ser coordinador defensivo en la Liga Mayor de la UAdeC, y fue así como desde los años 80, su lugar como coordinador defensivo no ha sido superado.

Hoy Dios lo ha llamado, hoy, en un lugar del universo, Jorge Castro ha reunido ya a sus dos mejores coordinadores. Carlos García en la ofensa y Luis Cortez en la defensiva. Descanse en paz una gloria del deporte ateneísta.