Gabe Marshall, de nueve años, sufría de un tumor cerebral, luchó y con él su familia. “Mi ejemplo, mi mejor amigo”, escribió a su padre en un post en Facebook:

“En los últimos días ha sufrido tanto, me dijeron que no podía aguantar más yo estaba de acuerdo con él”.

Un padre fuera de lo común. En 2016  se ha tatuado en su cabeza la misma cicatriz que tenía su hijo. Una reproducción que Josh, se hizo para ayudar a su hijo a recuperar su confianza. Es difícil de explicar que aquel símbolo sobre su cabeza, era en realidad un símbolo de victoria.

De hecho, debido a la enfermedad, el niño tuvo que someterse a una cirugía muy delicada en la cabeza que le hizo perder el pelo  y le dejó una cicatriz.

La operación en la cabeza desafortunadamente no ayudó a salvar su vida: seis meses después de que el tumor cerebral regresó y Gabe no lo logro.

Con información de Repubblica