Fallece el poeta, traductor y crítico de arte Yves Bonnefoy

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Fallece el poeta, traductor y crítico de arte Yves Bonnefoy

Bonnefoy era miembro del Colegio de Francia desde 1981, y con los años se había convertido en una de las figuras literarias más respetadas de su país.

Ciudad de México. El poeta, traductor, crítico de arte, profesor en el Colegio de Francia y varias veces candidato al Nobel de Literatura, Yves Bonnefoy, murió este viernes a los 93 años.

“Era un escritor intenso y múltiple, a pesar de la diversidad de sus actividades, una misma intuición parecía siempre guiar su camino que él llamaba 'la verdad de la palabra' y también 'lo que la vida tiene de inmediatez'.

Demostró una curiosidad insaciable por todas las formas artísticas (escribió ensayos sobre Picasso, Balthus, Giacometti, Mondrian, Alechinsky), Yves construyó una obra abierta con múltiples entradas cuya expresión siempre se profundizaba por una exigencia de pensamiento”, así informó la noticia el diario Le Monde.

“La poesía es útil cuando una sociedad como la vuestra es asaltada por la violencia”, expresó el poeta francés en Guadalajara cuando recibió el Premio de la Feria Internacional del Libro para la Literatura en Lenguas Romances en 2013.

En su discurso de aceptación del Premio FIL, Bonnefoy expresó: “Quisiera reflexionar un poco ante ustedes acerca de la justificación de la existencia consagrado a la literatura, tiene por ello el poder de llamar la atención sobre esa forma particular de cuestionamiento del mundo y de la existencia de lo que llamamos poesía”.

“Pensar en ella hoy no es algo natural ni simple. No dudo que la poesía sea aún muy ampliamente reconocida, amada, practicada, en este país y en los demás de América Latina; hay aún en su sociedad de lengua española, anclada en un rico pasado prehispánico, esta bella continuidad entre la cultura popular y las preocupaciones del intelecto, que es el lugar del espíritu donde la poesía se abreva vigorosamente”.

El poeta Hugo Gutiérrez Vega, quien leyó en nombre del jurado el acta por la que se le otorgó el premio a Bonnefoy expresó que tenía una “poética muy sofisticada en contraste con una dicción sencilla. Yves Bonnefoy fue testigo de las experiencias humanas del siglo XX a las que se enfrenta con toda la generosidad y la agudeza de su producción crítica y poética, dentro de las que es capaz de hermanar la tradición con el presente”.

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El pensamiento del poeta francés y su meditación sobre el arte y la literatura, evidenciaban una vasta erudición que no abruma ni ahuyenta al lector, por el contrario, lo animan a seguirlo con certidumbre por el laberinto del conocimiento. Sus poemas hablan íntimamente a cada lector, en ellos se entretejen ideas sobre el arte, el ser y el acto de creación.

Nacido en Tours en 1923, y residente del barrio parisino de Montmartre, Bonnefoy era miembro del Colegio de Francia desde 1981, y con los años se había convertido en una de las figuras literarias más respetadas de su país.

Influida por Baudelaire, Mallarmé, Jouve y Sartre, la obra de Bonnefoy se caracteriza por su dimensión filosófica (Del movimiento y de la inmovilidad de Douve, 1953; Dans le leurre du seul, 1975). Es un autor de ensayos sobre arte y poética (Un réve fait á Mantoue, 1967; Le nauge rouge, 1977; La Poésie et l' Humanité, 1984).

En 1981 recibió el Gran premio de poesía de la Academia francesa; en los años noventa publicó muchas obras como Alechinsky, les traversees (1992), La journée de Alexander Hollan (1995) y L'arriere-pays (1998).

Yves Bonnefoy escribió que “la poesía es la memoria de esos instantes de presencia, de plenitud experimentada durante los años infantiles, seguida por la aprehensión del no-ser que yace debajo de esos instantes y que se traduce en duda, y luego por esa indecisión que constituye la vida; pero que también ella es una reafirmación, representa nuestra voluntad de que debe de existir un sentido en el momento en que el sentido desaparece”.