De acuerdo con medios internacionales, Facebook estaba llevando a cabo diversas acciones para combatir las noticias falsas sobre el COVID-19. Sin embargo, ha ocurrido un reciente cambio y la red social ya no borrará publicaciones que digan que el COVID-19 se creó en un laboratorio.

Esto llega luego de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, le pidiera a la comunidad científica que aumenten los esfuerzos para investigar cómo surgió el virus, en un plazo máximo de 90 días. El objetivo es saber si el coronavirus efectivamente se traspasó a humanos desde un animal o si bien fue el resultado de un accidente de un laboratorio.

El hecho de que esta teoría sea ahora parte de la narrativa oficial del gobierno de EE.UU, ha traído como consecuencia que ahora Facebook permita que existan publicaciones -conspiranoicas o no- respecto a si el coronavirus fue creado por el hombre.

Desde la red social aseguran que esta medida se tomó a causa de la nueva investigación y que a la vez siguen trabajando con expertos de salud respecto a lo que ocurre con la pandemia. Y por ende, las políticas sobre lo que está permitido publicar o no irán cambiando a medida que se conozcan nuevos detalles.

Aun así, dicha teoría sobre el origen artificial del coronavirus no tiene demasiado sustento entre la comunidad científica. Si bien hasta ahora no se descarta ninguna hipótesis dentro de las investigaciones que llevan a cabo sobre el asunto, investigadores consultados por el New York Times creen que las posibilidades de que se haya originado en un laboratorio son muy bajas.

“En cambio, hay suficiente evidencia de que este tipo de enfermedades pertenecen a la fauna silvestre”, explica Peter Daszak, infectólogo de la EcoHealth Alliance. “Y antes ya ha habido casos de infecciones que se traspasan a gente que está expuesta a estos animales”.

Algunos de los científicos consultados además revelan que recién están abriéndose a comentar sobre el origen del coronavirus. Y esto ocurre ahora y no antes porque existía demasiada presión a causa de la administración de Donald Trump y quienes lo apoyaban: personas muy proclives a creer y compartir teorías conspiranoicas sin ninguna base científica, de acuerdo a los investigadores.